Rebecca Henderson profesora en escuelas de negocios durante 20 años, primero en el MIT y después en Harvard y ha estudiado cómo las empresas con propósito tienen un 10% de productividad que las empresas más productivas estaba creciendo significativamente más rápido que la de todas las demás compañías.
Los libros de texto de economía definen la “productividad” como el producto por unidad de input, o la cantidad de ingresos que cada trabajador de una empresa genera en los resultados finales. Los hallazgos de Henderson sobre productividad en casi 20 años de trayectoria eran válidos en todos los sectores y países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.
En cuanto a las empresas más productivas, antes de la crisis financiera, el 10% superior simplemente lideraba el grupo en la tasa de productividad. Pero después de la crisis, la productividad de ese 10% superior siguió aumentando llamativamente, mientras que comenzó a caer para los demás. Hoy, la productividad del 10% de las compañías más productivas es aproximadamente el doble que las que se sitúan en el 10% inferior (es decir, las menos productivas).
Finalmente, Henderson llegó a una explicación sorprendentemente simple: las empresas que más rendimiento mostraban reconocieron que aquellas que eran impulsadas por un propósito invirtieron más en valor a largo plazo y, a su vez, crearon mayor valor en general, por lo tanto, se volvieron más productivas.
Los estudios siempre llegaban a la misma conclusión. Y ahora, antes del lanzamiento de su libro Reimagining Capitalism in a World on Fire, (Reimaginando el capitalismo en un mundo en llamas), Henderson descubrió que las compañías impulsadas por un cierto tipo de propósito son más productivas, independientemente de la industria o el país.
“Lo que está sucediendo es que hay algunas empresas que pueden realizar una mejora única continuada, que tratan a sus empleados con dignidad y respeto, que pueden dirigir equipos que trabajan bien juntos, que ascienden en función del desempeño — no solo en el base de métricas cuantitativas exclusivamente basadas en el rendimiento “.
Las organizaciones que utilizaron su propósito principalmente para generar compañerismo y crear un ambiente familiar, no vieron ningún impacto positivo o negativo en sus resultados; aquellas que utilizaron su propósito principalmente para alinear misiones, respondiendo al “por qué” del trabajo de todos, superaron a sus homólogos. Henderson citó investigaciones sobre el propósito corporativo de Claudine Gartenberg, Andrea Prat y George Serafeim.
Si bien Henderson subrayó que no menospreciaría el efecto del propósito en el compañerismo, añadió que “si realmente deseas un rendimiento superior, los datos sugieren ampliamente que necesitas vincularlo a la estrategia”.
El capital natural y social no es gratis
Henderson le hizo ver a la audiencia que creía que el capitalismo estaba en un punto de inflexión, donde una mentalidad de ganancias por encima de todo durante más de cuatro décadas ha demostrado ser insostenible.
Anteriormente, las corporaciones asumían que el capital natural y social, como el medio ambiente y el sustento de los trabajadores, era “gratis” y podían ignorarse estos aspectos en gran medida. Pero en los últimos años, incluso los ejecutivos más saturados se han dado cuenta de que sus acciones afectan a una crisis climática y una ola de populismo alimentado por la desigualdad. Se están dando cuenta ahora de que el capital natural y social “tiene un precio”.
Henderson es parte del grupo cada vez más numeroso que afirma que si las corporaciones no abandonan la mentalidad de ganancias a toda costa y reconocen esta transición de lo gratuito a tener un coste, los países experimentarán una desestabilización económica y social significativa.
Fuente: Business Insider