Empresa familiar, el delicado equilibrio entre reputación y sostenibilidad. 0 1946

En un mundo en cambio y con nuevos paradigmas, las empresas familiares siguen siendo uno de los actores fundamentales de la vida económica y social de nuestras sociedades. Su comportamiento estratégico es diferente a otras corporaciones y se caracterizan por estar comprometidas con sus colaboradores así como por el compromiso y contribución con el territorio. Éstas, trasladan y transmiten los valores a sus compañías, por lo que el propósito y el legado de las distintas generaciones constituyen un elemento central y diferenciador.

El principal reto en los últimos años ha sido la transformación que supone su corporatización, y en la medida en que estas transiten de “empresa familiar” a convertirse en “familia empresaria” pueden gestionar mejor su actividad y su legado. Vivimos un momento de disrupción económica y social a causa de la transformación digital, que impacta en el desarrollo del negocio y en el posicionamiento público y la reputación. La hiperconectividad ha dado paso a la hipertransparencia y quien no sea capaz adaptarse a ese contexto corre el riesgo de dañar su reputación. Las reputación de las empresas familiares están íntimamente vinculadas a la imagen y a la reputación de las familias propietarias, por lo que es especialmente importante una correcta gestión de la comunicación para proteger el buen nombre de las familias. Muchas de ellas no tienen todavía hoy profesionalizada la comunicación a pesar de que se han dado avances importantes en el terreno del Gobierno Corporativo. La comunicación sigue siendo una de las asignaturas pendientes y muchas de ellas no cuentan con ningún tipo de estrategia ni sus miembros han recibido ningún tipo de formación o capacitación para afrontar los retos en materia de comunicación y reputación.

Además de la profesionalización de la gestión de la empresa familiar, hay que caminar hacia la profesionalización de la comunicación para contribuir a la buena reputación tanto del negocio como de la familia.

Existe una creencia sobre los riesgos de comunicar muchas de las acciones, políticas y estrategias corporativas por temor a una sobreexposición de la familia. Igual que se han profesionalizado otras áreas de gestión, hay que caminar hacia la profesionalización de la comunicación para contribuir a la buena reputación tanto del negocio como de la familia en tres dimensiones principales:

1. La gestión de la comunicación en el seno de la familia o entre las diferentes ramas familiares.
Es fundamental cohesionar las diferentes visiones entre las generaciones que conviven en ella. En una década, numerosas empresas familiares se enfrentarán al reto de abrir posiciones ejecutivas a una nueva generación, los millenials, con una forma de ver el mundo diferente a las anteriores,  generando un reto importante en la transición de las empresas. Es importante planificar no sólo el legado, sino construir una cultura de la comunicación que acompañe de forma coherente e inclusiva el proceso de construcción de valores y cultura empresarial compartida. Los miembros de la familia deben tener sentimiento de pertenecia para que sea atractivo para la siguiente generación.

2. La comunicación entre familia y empresa. Es importante transmitir el propósito y los valores entre sus empleados y colaboradores incluso si existen disensos en el seno de las familias propietarias. Hay que evitar trasladar la informalidad de las relaciones familiares a los procesos internos de las empresas y desarrollar políticas de employee engagement para incrementar el orgullo de pertenencia y el compromiso de los colaboradores con el proyecto empresarial y familiar como mejor garantía de productividad, efectividad y continuidad de las empresas.

3. La comunicación corporativa. En “la economía de la atención”, la comunicación se ha convertido en un recurso estratégico para la competitividad del negocio y construir una imagen reputacional sólida. Las empresas familiares tienen que romper el techo de cristal para desplegar una estrategia global que les permita poner en valor tanto su diferencial, su competitividad y sostenibilidad, y proteger la reputación familiar.

Operamos en mercados cada vez más conversacionales y veloces. Las nuevas tecnologías hace que consumidores y público tomen el control de la conversación las veinticuatro horas del día en múltiples canales y formatos. Las redes sociales son el lugar en el que se construyen o destruyen marcas y compañías, por lo que además de escuchar hay que participar en la conversación creando la narrativa adecuada. El storytelling ha pasado a ser también un “must” para la gestión de la reputación familiar. Atrás quedan convicciones obsoletas como “si no estamos en las redes sociales nadie hablará de nosotros”. Tenemos que estar preparados para comunicar, escuchar e interactuar para proteger la reputación de la empresa y el buen nombre familiar. La reputación y la trasformación digital van a ser las variables que van a mover al mundo en los próximos años, y la empresa familiar deber ser capaz de gestionarla de forma eficaz.

Para saber mas:
https://www.desarrollando-ideas.com/2018/07/la-reputacion-de-la-empresa-familiar-frente-a-la-transformacion-digital/

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