En este momento de cambio tenemos la oportunidad de apostar por los modelos de generación de valor y de respeto al medioambiente. Si vamos a apostar por algo que sea por lo que tiene futuro.
Lo confieso, estoy perdido. Sí tengo indicios, tengo intuiciones, pero cada día me siento más desconcertado. La pandemia y el confinamiento no han supuesto un coma inducido. Es una expresión poco afortunada porque parecería que el que está en coma cuando abra los ojos se encontrará el mundo como lo dejó. Sin embargo, ahora cuando los abre se encuentra con una realidad que ya no es la que era. Es como si al despertar del coma hubiera cambiado de tiempo o de planeta y lo que se encuentra al despertarse se parece al mundo en que vivía, pero no es igual.
Leí una vez que por algún mecanismo psicológico el ser humano tiende a sobrevalorar los pequeños cambios y a minusvalorar los grandes. Es como si nuestra mente no estuviera preparada para las funciones exponenciales sino solo líneas. Exactamente como nos ha ocurrido con el recuento de fallecidos.
El primer confinamiento supuso revulsivo total a nuestros patrones de consumo, reconocimiento del hogar como refugio, consumo de muebles, deporte en casa, ocio en casa y un redescubrimiento de la vacuidad de muchas de nuestras acciones y de nuestros anhelos. Un periodo de introspección forzado pero que para muchos ha supuesto una forma de redescubrirse y de redescubrir a los cercanos. Es como si hubiéramos conseguido apagar el ruido estridente del mundo agitado en el que vivimos y en ese silencio hubieran podido aparecer matices y nos hubiera permitido redescubrir la importancia de las pequeñas cosas.
Ahora vivimos una salida, pero una salida rara, una salida con perspectivas de que pueda no durar. Tampoco nos habíamos preparado para esto. Se vive entre una mezcla de prudencia en unos, de temor en otros y de compulsión en otros, que sienten la necesidad de aprovechar lo que vaya a durar porque no está tan claro que no acabemos confinados otra vez.
En esta situación tan compleja a nivel económico, sociológico psicológico todo se mezcla y todo está interrelacionado.
Nos gustaría que nadie sufriera y que todo volviera a ser como antes pero no lo va a ser. Así que creo que es mejor asumir que no lo va a ser, y en vez de poner parches pensemos en que es lo que podemos salvar y en que ayudemos a dar el cambio a los que más evidentemente tienen que darlos.
Aunque, como digo, tengo más incertidumbres que certezas pienso que todas las actividades relacionadas con espacios cerrados y masivos no tienen viabilidad en la nueva situación. El caso más claro son los pubs y discotecas del ocio nocturno. Su propuesta de valor esta basada en la interrelación social cercana. Algo que justo es lo que se ha convertido en un riesgo. El cine tenía ciertas ventajas y ciertos inconvenientes respecto a ver cine en casa.
Es cierto que la aparición de las grandes pantallas en el hogar, los equipos de sonido semiprofesionales el cine ha vivido una situación complicada. Sin embargo, muchos espectadores seguían valorándolo de forma suficiente para que ciertas salas siguieran abiertas. La crisis sanitaria introduce dos factores, la primera que se reducirá el aforo y podrá haber menos espectadores de los que había en cada sala. La segunda, una cierta percepción de riesgo. Pensamos que el cine en salas podrá adaptarse a la nueva normalidad o vivimos una agonia de un modelo de ocio que se acaba. Ojo, que no hablo del cine sino de su forma de verlo. Es obvio que el consumo audiovisual en el hogar no deja de crecer.
Nos resistimos a asumir que hay actividades que no van a ser viables en la nueva realidad. No creo que vaya a haber discotecas tal y como las conocemos. No pasa nada. Habrá otro tipo de ocio. Será muy difícil que haya teatros viables y rentables en espacios cerrados, con distancia social y aforo limitado. Pero eso no significa que no vaya a existir el teatro. El teatro como expresión artística es viable, lo que no lo es es el espacio cerrado masivo. Que en algunas ocasiones veremos como separaremos la esencia del recipiente. ¿Presumo a compañías de teatro buscando espacios al aire libre, y porqué tiene que ser el teatro por la tarde? Asumimos que es así pero no tiene porqué serlo. Harían bien los ayuntamientos en crear espacios para teatro al aire libre durante el día.
Habrá sin embargo otras actividades que desaparezcan, desapareció el Circo Romano, los juglares o el teatro de corralas. No pasa nada. La creatividad se abrirá paso en otras formas.
Existen muchos servicios donde el propio modelo de negocio se basa en el transito constante de gente, pensemos en Primark o Burger King. Necesitan cientos de clientes cada día para poder ser sostenibles. Mucho más de hecho que El Corte Inglés o un restaurante normal.
Disminuirá la cantidad y frecuencia de viajes y el volumen de turismo en general hasta que no haya una vacuna o un tratamiento eficaz. Pero eso no significa que no exista un sector turístico. Este verano a demostrado que sí, muchas áreas han visto incrementado su negocio, veremos más turismo rural, más apartamentos y menos hoteles, más campos de golf, más turismo de ciudades patrimonio de la humanidad y menos turismo masivo de borrachera. Pensemos en cual es el modelo de turismo sostenible y saludable que podemos hacer crecer. El valor del sector no tiene porqué disminuir, pero desde luego hemos de reenfocarlo.
El imporantísimo sector del automóvil que estaba en horas bajas vivirá presumiblemente un repunte. El vehículo privado recupera importancia.
¿Podemos asumir que de aquí pocos años en España habrá la mitad de bares de los que hay ahora? En España tenemos 2.8 bares por cada 1000 habitantes, uno de los ratios más altos del mundo. Muchos países tienen modelos productivos y sociales con ratios muchísimo más reducidos de bar por 1000 habitantes. Que el pequeño comercio solo sobrevivirá en la medida de que sea capaz de aportar un valor que supere al potencial riesgo sanitario de ser un espacio cerrado, la propuesta de valor del ecommece, su comodidad y seguridad supone ya un importante competidor.
Leia hoy unos datos sobre las búsquedas de “clínicas estéticas” en España. Han hecho una progresión totalmente en V. Se encuentran a niveles pre-pandemia. Las ventas de maquillaje, de cuidarse, de vida sana, todo eso sigue adelante. Las casas rurales, las caravanas móviles, todo lo que suponga un cierto aislamiento del núcleo familiar.
Socializaremos menos, saldremos menos, viajaremos menos y desde luego consumiremos menos. En esas tendencias generales se induce también la incertidumbre. El “por si acaso” ha tomado otra dimensión respecto a lo que imaginábamos en el mundo pre-pandemia. Ahora sabemos que hay cosas que nunca podíamos imaginar que pasaran y que sí que pueden pasar. Eso no se pasará fácilmente igual que a nuestros abuelos nunca se es ocurría dejar un grifo abierto o la luz encendida al salir de la habitación. Ellos habían vivido la guerra.
En esta situación tan dolorosa por el coste humano que ha tenido, pero también de fractura social y sufrimiento que está viniendo la solución rápida en la que todos pensamos es intentar ir poniendo parches para intentar que a nueva realidad se parezca lo más posible a la antigua. Es normal, es humano, pero no estoy convencido de que sea la mejor opción. Creo más en apoyar en el cambio y en la transformación hacia la nueva realidad que en agarrarnos a pasados que ya se fueron.
En este momento de cambio tenemos la oportunidad de apostar por los modelos de generación de valor y de respeto al medioambiente que hace años venimos señalando como necesarios. Creatividad, innovación, sostenibilidad, digitalización, reindustrialización, producción agrícola eficiente, turismo sostenible, energías renovables, biotecnología, las claves del futuro del mañana. Si vamos a apostar por algo que sea por lo que tiene futuro.
Acabo con una nota optimista sobre una iniciativa que me ha sorprendido y agradado. La Diputación de Ciudad Real ha creado todo un programa para convertir la provincia en la mejor preparada para el turismo de caravanas. Han preparado 20 áreas de servicios con sus servicios, sus rutas, su seguridad y sus equipamientos. Se trata de un ejemplo claro de adaptación a la nueva situación.
Creo que viene una época en la que nos toca tener imaginación y valentía. El mundo ya ha cambiado.
Leonard Pera es consultor de transformación digital.
Me ha encantado, reflexiones y conclusiones porque el futuro merece la pena y no todos se dan cuenta para construirlo desde ya.
Tu compi del Fuentelarreyna..