Empresas con propósito: conversamos con Antoni Llorens, CEO de Harbour Energy. 0 2884

Antoni Llorens, CEO de Harbour Energy. Nacido en Borriol (Castellón) pero afincado en Dos Hermanas (Sevilla), es un emprendedor con una clara vocación social. A lo largo de los últimos años ha recorrido España promoviendo la implantación de las energías renovables que considera una oportunidad para la España vaciada.

Empresas de renovables hay muchas, pero Harbour Energy declara que nace con el propósito diferenciador. ¿Qué los hace diferentes a las demás empresas del sector?

Harbour Energy nace con el propósito de fortalecer el tejido socioeconómico de las zonas rurales. Hemos identificado que la electrificación y el objetivo de la descarbonización de la economía ofrecía una nueva oportunidad a la llamada España vaciada.

Somos una empresa con un ADN diferente a la mayoría de las empresas renovables. Queremos contribuir desde la generación renovable, al desarrollo de las comunidades locales, especialmente en esas zonas de nuestro país que con mayor intensidad sufren los efectos de la despoblación. Pensamos que las energías limpias abren nuevas oportunidades de futuro para estos territorios favoreciendo la fijación de la población, alternativas laborales y generando espacios para emprender e impulsar nuevas actividades económicas. No somos una empresa que va al mundo rural para hacer negocios. Somos emprendedores comprometidos con el desarrollo del mundo rural y con las energías limpias.

Eso suena bien, pero ¿cómo se puede hacer realidad?

La energía eléctrica es un vector clave para el desarrollo social y económico del país. No se puede producir suficiente electricidad limpia en los grandes núcleos urbanos a pesar del potencial del autoconsumo energético. Por su parte, el mundo rural se encuentra en una encrucijada de la que depende su futuro como espacio de desarrollo social, económico, cultural y ambiental. En ese contexto, la España vaciada cobra una gran fuerza como espacio proveedor de energías renovables, es decir, puede convertirse en un actor de primer orden para garantizar el progreso sostenible del conjunto del país.

Para el mundo rural es una oportunidad. El histórico papel de los sectores agropecuarios (agricultura de secano, regadíos y ganadería) se puede complementar con otras actividades económicas para que las personas y los municipios de estos territorios complementen sus rentas conciliándolas con sus actividades tradicionales. No se trata de sustituir la actividad tradicional, sino abrir nuevas oportunidades para que la gente se quede allí donde quiere vivir.

Antoni LLorens, CEO de Harbour Energy

Una de las críticas de la llamada España vaciada es que, una vez acabada la construcción de las plantas solares, no generan trabajo en los pueblos donde se implantan. ¿Dónde está la oportunidad para el territorio?

Nuestra mirada del sector renovables es diferente a otras empresas. Queremos contribuir a desarrollar esa mitad del territorio de España que forma parte de ese gran vacío demográfico. Para ello, las renovables son una oportunidad productiva y de promoción de la actividad económica y amplía las posibilidades de diversificar las actividades productivas en estas comarcas. Es una oportunidad para los emprendedores y los autónomos así como para el desarrollo de nuevos negocios fijando a la gente en el territorio. No solo hablamos de grandes plantas. También el desarrollo del autoconsumo energético es una actividad complementaria imprescindible.

Pero en la España Vaciada cuesta encontrar mano de obra cualificada para construir, mantener y operar las plantas fotovoltaicas.¿Han pensado en ello?

Los procesos de despoblación están condenando a muchos territorios de la España interior a procesos de descapitalización, decadencia económica y retroceso social. Estas zonas escasamente pobladas se han convertido en áreas económicamente deprimidas y poco dinámicas.

A través de la formación profesional o el reskilling, muchos profesionales pueden tener nuevas oportunidades de empleo más allá de la construcción de las instalaciones fotovoltaicas. Abren oportunidades laborales alternativas a las que tradicionalmente han existido en los municipios rurales. Igualmente estimula proyectos de innovación territorial vinculados a la producción energética. Apostar por el sector renovable permite estimular proyectos de I+D+I en los que colaboren empresas y universidades de esas provincias para generar nuevo valor económico y social. Es un trabajo coordinado entre instituciones y empresas que puede generar un círculo virtuoso de desarrollo y empleo.

Las renovables no puede ser un producto especulativo, cumplen igualmente una función social y medioambiental, por lo que tenemos una responsabilidad compartida entre las administraciones, empresas y el territorio.

Usted lleva años hablando con alcaldes y alcaldesas de toda España para identificar oportunidades para implantar proyectos de energía renovable. Muchos dicen que, aunque genera ingresos para sus municipios, no genera desarrollo.  

Nuestros proyectos tienen siempre una componente social, esto es, la empresa se constituye en el municipio donde promovemos los proyectos. Se presenta y se consensua con los actores locales y escuchamos sus necesidades para integrarlos en él. Las renovables no puede ser un producto especulativo, cumplen igualmente una función social y medioambiental, por lo que tenemos una responsabilidad compartida entre las administraciones, empresas y el territorio.

Pero las decisiones se toman lejos del territorio, en los despachos de los Ministerios y las grandes empresas. ¿No es usted un poco ingenuo?

Hay que revisar el enfoque de la planificación energética que se ha venido aplicando hasta ahora. La implantación de grandes proyectos con energías renovables no siempre ha contribuido al desarrollo económico y social para atender las necesidades de la España vaciada. Todo lo contrario, se ha optado más por criterios de demanda de las grandes ciudades y la demanda industrial. Las grandes plantas de generación van a evacuar, generalmente, a los nudos de transporte existentes y/o a los sitios donde ya existen proyectos. Se debería apostar por una estrategia de instalaciones más distribuidas, con plantas de mediana capacidad.

Hay que planificar con una visión de discriminación positiva para priorizar el acceso a la red a aquellos proyectos que se desarrollen en el ámbito de la España vaciada y que tengan un compromiso social con el desarrollo de esta. Habría que evitar que los beneficios de la instalación de plantas de generación acaben repercutiendo sólo en los grandes propietarios de tierras y latifundios de nuestro país o en las grandes empresas.

A usted no lo van a querer mucho los especuladores de las renovables, que los hay, y muchos.

Como te decía antes, nosotros tenemos un compromiso con la España vaciada. Está en nuestros valores fundacionales. Tenemos una estrategia orientada a maximizar el impacto económico y social. Promovemos y potenciamos que los proyectos estén más distribuidos territorialmente, priorizando la propiedad pública del suelo (municipales, comunales, de las Comunidades Autónomas, etc.), o contratando el suelo con propietarios locales. De esta forma, los beneficios del alquiler de los terrenos revierten en el mismo territorio.

La democratización del sector de la energía es una aspiración que muchos defendemos desde hace años frente a los oligopolios, quizás sea una utopía.

Hoy estamos en disposición de hacerlo. Por eso hay que ir mucho más allá de lo que se ha hecho hasta ahora y hacer las cosas de otra manera. Por ejemplo, priorizando proyectos que vinculen el domicilio social y fiscal de la planta de explotación con su localización geográfica para que, de esta forma, los retornos fiscales redunden en los propios territorios en el que se produce la instalación de la planta y la generación energética. Igualmente, los procesos de adjudicación de puntos de conexión deberían priorizar aquellos proyectos que acrediten la generación de empleo a nivel local.

Para hacerlo posible y apostar por ese tipo de proyectos, debería exigirse aportar a la solicitud, además del punto de conexión y el proyecto técnico, convenios con los municipios y proyectos que incluyan en su diseño planes para la incorporación de trabajadores locales, mediante acciones de formación y valorar muy especialmente los proyectos que apuesten por incorporar socios locales para su desarrollo y gestión. Así es como se democratiza el sector energético. En Harbour Energy creemos que ha dejado de ser una utopía y lo podemos hacer realidad. Proyectos desde el territorio y para el territorio.

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