Histórico acuerdo de los ministros de Hacienda y los gobernadores de los bancos centrales del G-20 que tiene un impacto global. Este consenso previamente trabajado en el marco de la OCDE, aportará equidad y estabilidad al marco internacional en materia de impuesto sobre sociedades. Este consenso sin precedentes contribuirá a una reforma completa del sistema internacional del impuesto sobre sociedades.
El acuerdo en el seno del G.20 incluye una reasignación de los derechos de imposición, lo que significará que las mayores empresas del mundo tendrán que pagar impuestos dondequiera que desarrollen su actividad empresarial. Al mismo tiempo, un tipo impositivo efectivo mínimo global de al menos el 15 % contribuirá a frenar la planificación fiscal agresiva y a detener la carrera a la baja del impuesto sobre sociedades.
El trabajo bajo los auspicios del Marco Inclusivo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) se centra en dos cuestiones principales:
1-Adaptar las normas internacionales sobre el reparto entre los países de la imposición de los beneficios empresariales a fin de reflejar la naturaleza cambiante de los modelos de negocio, por ejemplo, la capacidad de las empresas de ejercer su actividad comercial sin presencia física.
Con arreglo a las nuevas normas, una parte de los beneficios excedentarios de las empresas multinacionales mayores y más rentables se redistribuirá a las jurisdicciones de los mercados en las que estén situados los consumidores o los usuarios.
Garantizar que las empresas multinacionales estén sujetas a un nivel mínimo efectivo de imposición sobre todos sus beneficios cada año. Este porcentaje se fijará en un porcentaje de al menos el 15 % y se aplicará a todos los grupos multinacionales que obtengan más de 750 millones de euros en ingresos financieros combinados.
Los detalles técnicos del acuerdo se negociarán en los próximos meses con vistas a que los 139 miembros del Marco Inclusivo alcancen un acuerdo definitivo en octubre. Una vez exista un acuerdo mundial consensuado sobre ambos pilares, la Comisión propondrá rápidamente medidas para su aplicación en la UE, en consonancia con el programa fiscal de la UE y las necesidades del mercado único.
A pesar de este consenso entre las grandes potencias, representan alrededor del 90 % del producto interior bruto (PIB) mundial, queda trabajo por hacer para convencer a los países que aún muestran reticencias para que se sumen.
En el seno de la Unión Europea (UE), Irlanda, Hungría y Estonia, han mostrado sus dudas para adherirse a este mecanismo. Éstos tradicionalmente han competido por atraer inversiones gracias a sus tipos tributarios bajos. En el otro extremo, la cifra del 15% sigue siendo objeto de debate. Países como Francia, Alemania, Argentina o Estados Unidos han pedido que esta sea más ambiciosa y se eleve por encima del 15 %.