En el desierto de Atacama hay un basural de ropa. Un lugar donde hay -por lo menos- 100.000 toneladas de prendas. Muchas tienen etiqueta y nunca fueron utilizadas. Montañas de ropa sin usar se acumulan en el desierto. ¿Cómo es este lugar? ¿Cómo terminó la ropa ahí? . Reportaje de Jayson Maine.
En el norte chileno se ubica la ciudad portuaria de Iquique, zona que goza de un beneficio fiscal por lo que los productos importados no pagan impuestos. Además, es la puerta de entrada al desierto de Atacama. Es una ciudad rodeada de cerros de arena que contrastan con los rascacielos y amplias playas y que a 25 km tiene un basural de ropa difícil de creer.
Pasando las casillas hay algunos trazos blancos que sirven como indicadores de caminos en el medio de la montaña. “Los cambiaron hace poco para que la gente no llegue al basural”, comenta Franklin, que ya perdió la cuenta de la cantidad de veces que fue. Hicimos algunos kilómetros desierto adentro hasta que de repente llegamos a una tranquera abierta. Avanzamos y nos encontramos con una primera gran montaña de ropa, zapatillas y todo tipo de accesorios.
Son las 12 del mediodía y el sol pega fuerte, hay que entrecerrar los ojos para no encandilarse pero así y todo es imposible no divisar las montañas y montañas de ropa. Lo primero que surge es caminar, ver, observar lo que hay. Hay de todo. Todas las marcas internacionales. Jeans sin un solo agujero, zapatillas sin estrenar y hasta encontré ropa con el precio puesto, jamás estrenada, ahí, al viento seco del desierto.
De repente se hicieron las 17:00, el sol comenzó a bajar y cuatro personas aparecieron en el predio. Dicen ser venezolanos que llegaron caminando durante un mes. Son dos parejas. Uno tiene a sus hijos en Colombia, esperando reencontrarse y otro cuenta que tiene 19 años, que llegó sin nada. Buscan abrigo, medias y calzado. Se hacen chistes con un sorprendente buen humor. Se prueban camperas, se preguntan cómo le queda. “Mirá, con esta soy Daddy Yankee”, bromea mientras sigue buscando entre la montaña de ropa.
Pronto comenzó a anochecer, con tres bolsas llenas de prendas, emprenden la retirada caminando. El más jóven busca el par derecho de una zapatilla deportiva sin éxito y se une al grupo.
Ya sin gente, sólo quedan esas miles de prendas. Entre los cerros naturales y los del ser humano. La basura es un invento del ser humano, no existe como concepto en la naturaleza. Nada se desperdicia.
¿Qué pasa con la ropa?
Por un lado, la industria de la moda es la segunda que más contamina en el mundo. Algunos datos: para fabricar 1 jean se necesitan 7500 litros de agua; el 85% de los textiles producidos terminan en basurales o son incinerados; y cada segundo se quema el equivalente a un camión lleno de ropa.
El concepto que antes era “fast fashion”, la moda rápida que produce nuevas temporadas en tiempo récord a muy bajo precio, ahora pasó a ser “trash fashion”, es decir: moda basura. La ropa muchas veces se tira antes de que se pueda vender.
Por otro lado, Chile importa containers de ropa nueva y de segunda mano que Europa y Estados Unidos no quiere o rechaza. Estas prendas se intentan vender y las que no: se tiran.
Impactos que produce la industria de la moda
Existe un impacto ambiental claro: contaminación de las napas de agua, humo tóxico a través de las quemas y de la liberación de microplásticos de las prendas al ambiente que muchas veces llega hasta el mar.
También existe un impacto social: miles de prendas desperdiciadas que podría evitar que personas pasen frío, que tengan un mejor calzado y que aprovechen esos recursos que el mismo sistema deja de lado. Esto no pasa. Camiones con ropa son tirados de manera ilegal durante la noche.
Responsabilidad extendida del productor de indumentaria
Esta novedosa ley existe en Chile y determina que son los productores los que deben hacerse cargo de los residuos generados. No los consumidores. La ley está en proceso de implementación, se espera que para el 2023 ya haya una aplicación plena y que se extiendan las categorías de productos alcanzados por la ley.
Reportaje completo: TN Argentina