El confinamiento a raíz de la pandemia de la COVID19 y la eclosión de las nuevas tecnologías, han desarrollado exponencialmente favorecido las gestiones on-line y el pago electrónico de forma generalizada. Una de las consecuencias de ello, es ha deja fuera un porcentaje de personas mayores por la llamada “brecha digital”, que no tienen acceso a las nuevas tecnologías y los pocos accesibles están a una distancia muy alejada de su domicilio.
El primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona, Jaume Collboni denuncia el desmantelamiento de la red de oficinas bancarias en ciertos barrios y quiere proponer a las entidades financieras explorar la posibilidad de utilizar equipamientos públicos para facilitar la inclusión financiera de los colectivos más vulnerables. Reproducimos su artículo publicado originariamente en catalán en la web TOT BARCELONA por su interés para otras ciudades u territorios.
“Muchas personas me dicen que han visto con preocupación el cierre progresivo de muchas oficinas de bancos en torno a sus domicilios, en todos los barrios de la ciudad. Efectivamente, según el Banco de España, tan sólo en 2020 se retiraron más de 1.000 cajeros y cerraron 2.094 oficinas en todo el Estado.
Este desmantelamiento de la red bancaria está provocando que algo cotidiano como ir al cajero automático para sacar dinero o hacer un ingreso resulte cada vez más complicado. Pienso sobre todo en las personas mayores, que quieren y necesitan disponer de efectivo para hacer sus compras cotidianas. Es imprescindible mantener una red suficiente de cajeros en toda la ciudad porque necesitamos que nuestros barrios cuenten con los mejores servicios.
Es necesario luchar contra la denominada exclusión financiera, por eso he trasladado a las entidades bancarias la propuesta de que se puedan instalar cajeros en edificios públicos, especialmente donde se detecte una carencia considerable de estos dispositivos. Tenemos una potente red de equipamientos municipales como centros cívicos o casales de las personas mayores, que llegan a los 73 barrios de Barcelona y ofrecen un entorno accesible y seguro que podría aprovecharse para prestar este servicio con todas las garantías.
Soy consciente de que se han incrementado los pagos electrónicos, pero no podemos negar que todavía hay muchas personas mayores sin acceso a las nuevas tecnologías y necesitan un cajero automático cerca de casa.
Ésta es otra manifestación de las desigualdades sociales que genera la brecha digital, un problema que afecta a más del 8% de los barceloneses y que estamos afrontando con acciones decididas, como la apuesta por la formación tecnológica que ofrecemos desde el Cibernàrium de Barcelona Activa . Ir a la oficina bancaria era un acto social para muchas personas mayores, un acto que está siendo reemplazado por un vacío.
Por eso, acudir al centro cívico oa otro equipamiento que ofrezca un entorno seguro y cercano para sacar dinero puede ser una solución útil, incluso aconsejable y responsable, para el sector bancario. Pero sobre todo estoy convencido de que puede ser una solución eficaz para facilitar el día a día de muchos ciudadanos y ciudadanas de Barcelona”.
Jaume Collboni es primer teniente de alcaldía en Barcelona y jefe de filas del PSC en el Ayuntamiento.