CON EL AGUA AL CUELLO: LOS PAÍSES INSULARES DE ASIA FRENTE AL PROBLEMA DEL CAMBIO CLIMÁTICO 0 916

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Los impactos de los recientes fenómenos extremos relacionados al clima, como olas de calor, sequías, inundaciones, ciclones e incendios forestales, evidencian una importante vulnerabilidad y exposición de algunos ecosistemas y muchos sistemas humanos a la actual variabilidad climática. Para los países, independientemente de su nivel de desarrollo, esos impactos están relacionados con una importante falta de preparación para la actual variabilidad climática.

En cuanto a la temperatura, durante los siglos XX y XI se han experimentado los cambios más extremos de temperatura, desde 1950 los días han sido más calientes en la mayoría de los países asiáticos en general y a través de los años las temperaturas han ido aumentado. Con respecto a las precipitaciones, estas se han caracterizado por su variabilidad.

Otro gran problema para los países insulares (sobre todo los más pequeños) ha sido el nivel del mar, que ha ido en aumento desde 1850 hasta nuestros días, variando el impacto de región a región. El intenso deshielo y variaciones pasadas y presentes en la distribución de hielo de la tierra afectan la forma y el campo gravitatorio de la Tierra, que también causan cambios en el nivel del mar

Los cambios de nivel del mar en el Océano Índico han surgido más fuertemente desde la década de 1960, impulsado por el cambio de los patrones de viento (las condiciones climáticas en el Océano Índico están determinadas por la interacción entre el océano y el continente) y afectando directamente a países como Sri Lanka, las Maldivas, Malasia, Indonesia, entre otros. Este problema se le suma a las ya cambiantes corrientes marinas y a la importante influencia del océano sobre el clima para el continente asiático, determinando los vientos estacionales (mejor conocidos como Monzones).

Por otro lado, en el Pacífico occidental (en donde limita con del mar de Filipinas, el mar de Japón y Archipiélago Malayo)  las tasas de aumento del nivel del mar se han registrado hasta 3 veces el promedio mundial de 2.8 a 3.6 mm por año, las islas también son susceptibles a los fenómenos extremos del nivel del mar. Según los pronósticos del IPCC para un aumento de la temperatura media mundial de aproximadamente 4 ° C, el aumento del nivel del mar podría ser tanto como un metro para el 2100. Los pequeños Estados insulares en desarrollo (SIDS) se verían seriamente afectados, ya que casi el 30% de la población vive en zonas a menos de 5 metros sobre el nivel del mar.

Países como por ejemplo Sri Lanka sufren por el aumento del nivel del mar y  largas sequías que generan falta de agua para el consumo humano y afectan los cultivos. Tan sólo en el 2014 WFP, UNICEFT y FAO tuvieron que intervenir en respuesta a emergencias con respecto a  comida, agua y sanidad.

Las implicaciones socioeconómicas de la subida del nivel del mar y otros desequilibrios tendrán impactos negativos en prácticamente todos los sectores, incluidos el turismo, los servicios financieros, la agricultura, la pesca, el abastecimiento de agua y sanidad.

RIESGOS Y CONSECUENCIAS

En las últimas décadas, los cambios en el clima han causado impactos en los sistemas naturales y humanos en todos los continentes y océanos. Muchas especies terrestres, de agua dulce y marinas han modificado sus áreas de distribución geográfica, actividades estacionales, actividades migratorias y sus interacciones con otras especies en respuesta al cambio climático en curso, los fenómenos extremos son cada vez más frecuentes e incluso han cambiado el curso al que estábamos “acostumbrados”.

En muchas regiones, las cambiantes precipitaciones o el derretimiento de nieve y hielo están alterando los sistemas hidrológicos, los glaciares siguen retrocediendo prácticamente por todo el planeta, lo que afecta a los recursos hídricos en términos de cantidad y calidad.

 El cambio climático ha afectado también negativamente al rendimiento de la agricultura (especialmente del trigo y el maíz) en muchas regiones y a nivel global, el IPCC estima que a nivel mundial, el cambio climático podría afectar a la seguridad alimentaria por la mitad del siglo 21 y que la mayor parte de la inseguridad alimentaria seguiría siendo en el sur de Asia, donde en la actualidad hay aproximadamente 300 millones de desnutridos. Además los cambios locales en la temperatura y la precipitación han alterado la distribución de algunas enfermedades transmitidas por el agua y vectores de enfermedades.

Es evidente que el cambio climático va a una velocidad diferente que el cambio climático global natural que durante millones de años ha modificado los ecosistemas.

La inestabilidad climática está causando cambios en el mundo que conocemos.

Hay que reconocer que el nivel de estrés aumenta especialmente para las personas que viven en pobreza, pero en general las sociedades perciben el nivel de peligro de formas diferentes y de acuerdo a su estado de vulnerabilidad.

Como mencioné anteriormente el nivel del impacto que se percibe está relacionado con la falta de preparación para la actual inestabilidad climática, esto llama la atención sobre todo si tenemos en cuenta la gran influencia de la interferencia humana en el sistema climático. La influencia humana en el sistema climático es clara, y las recientes emisiones antropogénicas de gases de efecto invernadero son los más altos de la historia. Cambios climáticos recientes han tenido impactos en fenómenos como el retroceso de los glaciares de montaña (deshielo), acidificación de los océanos, y las temperaturas extremas.

 En el caso de los países insulares de Asia (como Japón, Taiwán, Filipinas, Brunèi, Indonesia, Timor, las Maldivas) los riesgos se traducen en mayores inundaciones fluviales, costeras y urbanas, ocasionando daños generalizados a la infraestructura, los medios de subsistencia y los asentamientos, mayor riesgo de mortalidad relacionada con el calor, mayor riesgo de escasez de agua y alimentos relacionados a las sequias y pérdida de territorios por el aumento

EL PRESENTE Y EL FUTURO, PROCESO DE ADAPTACIÓN

A lo largo de la historia, los pueblos y las sociedades se han adaptado al clima, su variabilidad y sus extremos y los han afrontado con diversos grados de éxito, tratando de moderar o evitar los daños o aprovechar las oportunidades beneficiosas.

En un mundo complejo y cambiante, una de las primeras medidas para la adaptación al cambio climático futuro consiste en reducir la vulnerabilidad y exposición a la variabilidad climática actual, la adaptación traerá beneficios inmediatos para la población y reducirá el impacto negativo.  Las estrategias y medidas existentes pueden hacer que aumente la resiliencia en posibles climas futuros y contribuir al mismo tiempo a que mejoren la salud humana, los medios de subsistencia, el bienestar social y económico y la calidad del medio ambiente.

Si la adaptación se basa en la capacidad de control de riesgos, los gobiernos nacionales pueden coordinar los esfuerzos con los gobiernos locales y subnacionales, protegiendo los grupos vulnerables, apoyando la diversificación económica y proporcionando información y políticas, además de coordinar el importantísimo apoyo financiero.

Para aumentar la capacidad de resiliencia debe haber:

• Reducción de la exposición mediante medidas estructurales y no estructurales, planificación eficaz del uso del suelo y reubicación selectiva.

• Reducción de la vulnerabilidad de la infraestructura y los servicios de aseguramiento de la vida (por ejemplo, agua, energía, gestión de desechos, alimentos, biomasa, movilidad, ecosistemas locales o telecomunicaciones)

• Construcción de medidas de identificación de zonas expuestas, de asistencia a zonas y hogares vulnerables y de diversificación de los medios de subsistencia. Diversificación económica.

• Planificación urbana para reducir las islas de calor; mejora del entorno construido, desarrollo de ciudades sostenibles.

• Preparación para casos de desastre con inclusión de sistemas de alerta temprana y estrategias locales para afrontar los desastres.

• Gestión adaptativa-integrada de los recursos hídricos. Desarrollo de infraestructuras hídricas y embalses.

• Diversificación de las fuentes de agua incluida la reutilización de agua. Uso más eficiente del agua (por ejemplo, mejores prácticas agrícolas, gestión del riego y agricultura)

Se pueden necesitar esfuerzos especiales en lo que respecta a la reforestación de las zonas degradadas (por ejemplo, las cuencas hidrográficas) y en la mayoría de las islas, la plantación en las zonas costeras es necesaria para protegerlas contra la erosión. La protección de las zonas de manglares, que son altamente resistentes a los daños de tormentas, es especialmente importante en este respecto.

Además del mantenimiento y aumento de la cubierta forestal, la conservación de la diversidad biológica tiene importancia económica tanto desde el punto de vista de la producción (silvicultura y agricultura) como en apoyo a las actividades turísticas interesadas en la naturaleza.

ADAPTACIÓN

Los límites en la adaptación se alcanzan cuando el aumento previsto de la frecuencia o intensidad de los eventos extremos catastróficos supera la capacidad de los países para hacer frente a los daños, supera su capacidad de adaptación y de recuperación. Los límites a la adaptación también se incumplen con impactos de evolución lenta, como aumento del nivel del mar, el aumento de las temperaturas, la acidificación del océano, retroceso de los glaciares, la degradación de tierras y bosques y la desertificación, que ya sea lenta o rápidamente, siguen desarrollándose y la adaptación llega a un punto que se hace casi imposible sustentar.

Un estudio reciente estima que los impactos de la acidificación de los océanos sin atenuantes podrían representar una pérdida para la economía mundial de más de 1 billón de dólares al año para el 2100.

Ya sabemos que es necesario tomar medidas para contrarrestar estas catástrofes, ahora bien ¿Quién pagara por esto? La adaptación tiene un alto costo, el sector privado cumple un papel fundamental en la respuesta global para el cambio climático, pero el sector público es quien lleva una gran responsabilidad Existen varios fondos y acuerdos en pro de mantener económicamente la resiliencia, por ejemplo: lo países desarrollados se han comprometido a movilizar

Para concluir considero que el cambio climático es inevitable, los impactos visibles y cada vez más severos. Esperar o no hacer nada ya no es una opción y hace necesaria la acción mundial inmediata para la mitigación. Este es un tema primordial para agendar y avocarse en los próximos años.

Mientras que el futuro no se puede predecir, el desarrollo de posibles situaciones futuras construidas sobre combinaciones de perspectivas realistas puede ofrecer una base para decisiones políticas

La cooperación internacional es vital para evitar un cambio climático peligroso para las naciones y son los gobiernos de Asia quienes pueden promover una acción global importante, para lo que deben crear una base de recursos regionales que consoliden y faciliten el intercambio de información, el conocimiento, la experiencia, los fondos y otros recursos para apoyar la implementación de políticas y planes de RRD y CCA en los Estados miembros de la ASEAN.

Mientras que hay una necesidad urgente de realizar mayores esfuerzos mundiales para mitigar los impactos futuros del cambio climático, por desgracia, estos solos no pueden abordar muchos de los efectos negativos del cambio climático que ya están empezando a pasar factura. Particularmente en Asia, es primordial que se haga mucho más para ayudar a las comunidades pobres a adaptarse a un clima que ya está cambiando y reducir su exposición al riesgo. Esto requiere de un liderazgo en todos los niveles: nacional, regional e internacional.

Rosmel Rodríguez, politólogo y Embajador del Pacto Climático Europeo. Twitter : @Ros_Rodriguez

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