La contaminación atmosférica es responsable de unas 300 000 muertes prematuras al año y un gran número de enfermedades no transmisibles como el asma, problemas cardiovasculares y cáncer de pulmón. La contaminación atmosférica sigue siendo la primera causa medioambiental de muerte temprana en la UE. Los peores contaminantes son las partículas en suspensión, el dióxido de nitrógeno y el ozono. La última actualización de las Directivas sobre la calidad del aire ambiente data de 2008.
La contaminación atmosférica nos afecta a todos, su mayor incidencia se da en los grupos más vulnerables y delicados de la sociedad como los niños, las personas con problemas médicos, los ancianos y las personas que viven en condiciones socioeconómicas más pobres, ya que a menudo viven en zonas con niveles más elevados de contaminación atmosférica.
Además, la contaminación atmosférica representa una amenaza para el medio ambiente por la acidificación, la eutrofización y los daños causados por el ozono, todo lo cual daña los bosques, los ecosistemas y los cultivos.
Cuando los ecosistemas ya sufren niveles excesivos de nitrógeno en el agua, la deposición de nitrógeno a partir de la atmósfera añade más contaminación. En la actualidad, la eutrofización supera las cargas críticas en dos tercios de las zonas ecosistémicas de la UE. Esto incide considerablemente en la biodiversidad y en los servicios que nos presta a todos.
La última actualización de las Directivas sobre la calidad del aire ambiente data de 2008. Desde entonces han aparecido nuevas pruebas científicas de los efectos de la contaminación atmosférica en la salud. Las directrices revisadas de la OMS sobre la calidad del aire, publicadas en septiembre de 2021, recomiendan la introducción de normas más estrictas en la materia.
Las Directivas sobre la calidad del aire ambiente ha puesto de manifiesto que las Directivas actuales han contribuido a reducir la contaminación atmosférica. En comparación con la década de 1990, alrededor de un 70 % menos de muertes prematuras son atribuibles a la contaminación atmosférica.Sin embargo, el aire de Europa sigue estando demasiado contaminado, en detrimento de nuestra salud y nuestro medio ambiente.
Los principales cambios propuestos y cómo mejorarán la calidad del aire
Junto con otras políticas de la UE, la Directiva propuesta reducirá el número de muertes prematuras achacables a partículas finas en suspensión (PM2,5) en más de un 75 % en diez años. También reducirá la cantidad y la gravedad de las enfermedades causadas o agravadas por la contaminación atmosférica, tales como las enfermedades respiratorias y las cardiovasculares. Esto será especialmente beneficioso para las personas más delicadas y vulnerables.
La revisión propuesta establecerá para la UE unas normas de calidad del aire intermedias para 2030 más ajustadas a las recomendaciones de la OMS, al tiempo que pondrá a la UE en el camino para lograr una contaminación atmosférica nula de aquí a 2050, en sinergia con los esfuerzos de neutralidad climática. Se propone una revisión periódica de las normas de calidad del aire, en consonancia con los conocimientos científicos más recientes, así como con las tendencias sociales y las novedades tecnológicas.
La primera revisión tendrá lugar a finales de 2028 y tendrá concretamente el objetivo de garantizar la plena armonización con las recomendaciones de la OMS. Por ejemplo, el valor límite anual para las partículas finas en suspensión (PM2,5) se reducirá más de la mitad en 2030, pasando de 25 µg/m³ a 10 µg/m² en 2030.
La revisión garantizará que las personas que sufran de la salud debido a la contaminación atmosférica tengan derecho a indemnización en caso de vulneración de las normas de calidad del aire de la UE.
También tendrán derecho a ser representadas por organizaciones no gubernamentales mediante acciones judiciales colectivas de daños y perjuicios.La propuesta también aportará más claridad sobre el acceso a la justicia, unas sanciones eficaces y una mejor información pública sobre la calidad del aire.
La mejora de las normas sobre el control y la modelización de la calidad del aire permitirá controlar más estrechamente el cumplimiento de las normas, también en caso de niveles de concentración más bajos, que ahora se sabe que también son perjudiciales, y apoyará medidas más eficientes y eficaces para prevenir y perseguir las infracciones de las normas.
La legislación propuesta ayudará mejor a las autoridades locales a lograr un aire más puro. Además de ocuparse de los casos de superación de las normas de calidad del aire, la propuesta exige planes preventivos en la materia cuando exista el riesgo de que se supere un valor límite en 2030. La revisión también racionalizará y simplificará la legislación vigente, al fusionar las dos Directivas actuales sobre la calidad del aire en una sola.
La propuesta no prescribirá medidas concretas que deban adoptarse, sino que establece normas de calidad del aire que habrán de alcanzarse en todas partes. Los Estados miembros seguirán siendo responsables de decidir las medidas más adecuadas para alcanzar las normas de calidad del aire y de adaptarlas a las circunstancias nacionales y locales.
Los beneficios de la revisión
En total, se calcula que los efectos de la contaminación atmosférica cuestan a la sociedad entre 231 000 y 853 000 millones de euros al año, incluidos 8 000 millones de euros solo por días de trabajo perdidos. La economía de la UE también se ve directamente afectada, ya que los daños a los edificios, los ecosistemas, el rendimiento de los cultivos y los bosques también ascienden a decenas de miles de millones al año.
En general, se espera que los costes para ajustarse a las nuevas normas se mantengan muy por debajo del 0,1 % del PIB, y que los beneficios para la economía y la sociedad superen los costes en al menos un factor de siete. Los importantes beneficios colaterales de otras políticas, como la acción por el clima, reducirán sustancialmente el coste de la mejora de la calidad del aire. Se prevé que aumenten la producción industrial y el rendimiento agrícola, mientras que los costes derivados del cumplimiento de las nuevas normas irán disminuyendo con el tiempo.
En 2030, los beneficios brutos totales para la sociedad se calcula que serán de entre 42 000 y 121 000 millones de euros al año, frente a un coste total de 5 700 millones euros al año en concepto de medidas paliativas y gastos administrativos conexos.
¿Cómo ha definido la Comisión las normas de 2030?
Las normas propuestas para 2030 se basan en un examen de los efectos en la salud, la viabilidad técnica y las repercusiones socioeconómicas. También tienen en cuenta las aportaciones de otras políticas existentes y propuestas relacionadas, por ejemplo, en materia de clima, energía, transportes y medio ambiente, tales como el paquete de clima Objetivo 55 con sus medidas de eficiencia energética y energías renovables, RePowerEU, la estrategia sobre el metano, la Estrategia de Movilidad Sostenible e Inteligente, la Estrategia sobre Biodiversidad y la iniciativa «de la granja a la mesa». Además, se prevé que la aplicación de nuevas normas sobre emisiones de los vehículos se traduzca en una disminución de esas emisiones, y la Comisión está ahora trabajando en la presentación de nuevas propuestas.
Al elevar sus propias normas de calidad del aire poco después de las normas revisadas de la OMS, la UE predica con el ejemplo. La UE seguirá promoviendo una política de aire puro a escala internacional, tanto a través de acciones bilaterales como multilaterales.
Esto abarca la política de vecindad, el Convenio sobre el transporte aéreo de la Comisión Económica para Europa de las Naciones Unidas (CEPE), asociaciones estratégicas en todo el mundo y en foros y organizaciones internacionales como el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la Organización Marítima Internacional (OMI), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Consejo Ártico. La UE presta apoyo al desarrollo de capacidades, intercambia conocimientos técnicos y promueve normas más estrictas y compromisos más ambiciosos en materia de aire puro.
En particular, la UE desempeña un papel importante en el Convenio sobre la contaminación atmosférica, el marco jurídico internacional más avanzado en materia de aire puro. La UE y todos sus Estados miembros son Partes en el Convenio y la UE lo es también en todos sus protocolos más recientes, tales como el Protocolo de Gotemburgo, que establece techos de emisión.
La contaminación atmosférica procedente de fuentes de la UE también afecta a la calidad del aire en las regiones vecinas. Una Directiva sobre la calidad del aire ambiente más ambiciosa no solo conseguirá un aire más puro dentro de la UE, sino que también contribuirá a reducir la contaminación atmosférica en otras regiones.
Los beneficios económicos generales de la revisión sostendrán la competitividad de la economía de la UE, por ejemplo, gracias a la disminución del gasto sanitario, menos días de trabajo perdidos y menos daños a los cultivos, los bosques y los edificios. Además, un aire más puro contribuirá a hacer de las ciudades europeas un lugar más atractivo para vivir y hacer negocios.
Fuente: Comisión Europea Foto: BID