La justicia en la era del cambio climático 0 631

Ros

El cambio climático ya ha comenzado a afectar todos los aspectos de la vida social, así lo muestran los datos cada vez más detallados y los impactos climáticos. Cada vez es más evidente que se necesita urgentemente un cambio estructural en la forma en que opera nuestra sociedad.

El cambio climático y sus impactos en la vida humana se pueden analizar desde la perspectiva de 3 mecanismos principales:

a) Efectos directos: olas de calor, sequías, inundaciones, inundaciones y tormentas, y pueden afectar a las personas a través del estrés térmico o incluso causar traumas físicos y psicológicos como la ansiedad climática.

b) Efectos indirectos: los impactos del cambio climático sobre el medio ambiente alteran la calidad del agua, la calidad del aire, la producción de alimentos y la ecología de los mosquitos que actúan en la transmisión de enfermedades.

c) Efectos socioeconómicos: las rupturas sociales, demográficas y culturales desencadenan la migración climática de grupos que dependen de los recursos naturales, luego escasos, lo que, también presupuesta conflictos relacionados con las condiciones climáticas, como las sequías prolongadas.

Al imaginar esta nueva estructura de la sociedad en la que no dejaremos a nadie atrás (PNUD 2018), es fundamental entender que el cambio climático es injusto en sí mismo, y acentúa las muchas desigualdades sociales y económicas ya existentes en nuestro país, por lo que cambiar la lógica tal y como vivimos en sociedad, construyendo un viaje cero carbonos, resiliente, económicamente sostenible y justo es fundamental.

Con respecto al concepto de justicia, es necesario ir más allá de la semántica. La justica es el principio básico que mantiene el orden social a través de la preservación de los derechos y deberes en su forma jurídica. El poder de hacer valer el derecho de un grupo, la colectividad, en el derecho y las obligaciones que añaden su significado.

Cuando invocamos la justicia climática, necesariamente buscamos proteger el derecho humano a la vida en este planeta, la responsabilidad humana y su deber de poder para el mantenimiento de su propia existencia.

Además de aportar un elemento crucial que la humanización de la crisis climática. Los impactos del cambio climático afectan a diferentes grupos e intensidades en diferentes formas e intensidades. Intensifica el escenario de desigualdades entre estos grupos y las clases sociales, destacando las precarias condiciones de acceso a los ingresos y a los servicios básicos de ciudadanía.

Se diferencian los impactos derivados del cambio climático que afectan a todos, la intensidad de estos cambios y la capacidad de los individuos y grupos sociales para gestionar las consecuencias de dichos impactos.

La responsabilidad global por la crisis climática no nace por igual y sus registros no se comparten de manera justa. Esta afirmación se basa en el hecho de que los principales responsables de la contaminación del aire (gases de efecto invernadero) son los que menos sufren sus efectos. Esto significa que los países “más desarrollados” y contaminantes del Norte Global (por ejemplo, Estados Unidos, Canadá, Europa), sentirán menos la crisis climática agravada por sí mismos.

La injusticia radica en que los que sufrirán las mayores consecuencias de esta crisis sean los que menos han contribuido a su agravamiento. Los más pobres y vulnerables están más expuestos y pagarán la factura de los más ricos sin poder adaptarse.

Poner en números para una mejor comprensión del Norte Global representa el 92% del exceso de emisiones globales de dióxido de carbono. El 1% de las personas más ricas del mundo emiten casi la misma cantidad de gases de efecto invernadero (GEI) que el 50% más pobre. La injusticia social está estrechamente ligada a la injusticia climática y, en consecuencia, al sistema económico que genera y agrava las desigualdades.

Las poblaciones en mayor vulnerabilidad socioeconómica, como los negros, las personas tradicionales y las mujeres, son las más afectadas por esta injusticia. Siendo también los más vulnerables a eventos como inundaciones, sequías prolongadas, indisponibilidad del agua- variación en la cantidad y precio de los alimentos.

Los efectos del cambio climático están fuertemente ligados a nuestra vida cotidiana. La comida que llega a nuestro plato depende de condiciones ambientales favorables para su cultivo. Cualquier cambio en el clima que tenga un impacto negativo en la producción,

afecta el precio de los alimentos al consumidor final, por la lógica del mercado, cuanto menor es la oferta mayor es la demanda y en consecuencia el aumento del precio.

Los que no pueden pagar este gasto extra, los más pobres, si se alimentan menos o dejan de alimentarse. Estas personas son en su mayoría negras, mujeres y periféricas, en las grandes ciudades. Fuera del área urbana, las poblaciones tradicionales sufren la pérdida de sus medios de vida, como la pesca y la agricultura, y el derecho mismo a existir dentro de su forma de vida y cultura que están en peligro de extinción.

El cambio climático trae consigo cambios en los equilibrios materiales y de poder, y el panorama empresarial como de costumbre consolidará o profundizará aún más la desigualdad y exacerbará el daño ambiental. Se espera que aquellos que son muy probables y políticamente desfavorecidos sufran impactos climáticos, mientras que aquellos en la parte superior de la escala sociopolítica están guiando sus vidas hacia un futuro más a prueba de clima.

Rosmel Rodríguez, politólogo y Embajador del Pacto Climático Europeo. Twitter : @Ros_Rodriguez

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