El momento de las ciudades inteligentes 0 651

Un año más he asistido al SCEWC de Barcelona, la Feria y el Congreso más importantes del mundo sobre Smart Cities. Debo decir que, quizá por el efecto post-Covid, esta edición me ha parecido la mayor de las que he presenciado en el pasado, con una superficie incacabable de expositores y un muy interesante programa de conferencias y paneles en el congreso.

El Congreso Smart Cities 2022

Ante un programa tan amplio y diverso de sesiones simultáneas como es habitualmente el SCEWC y más aún en esta edición, para sacar el mejor provecho del mismo era imprescindible definir mi objetivo de forma previa al inicio del mismo. En el caso de este año, el congreso ofrecía 9 ámbitos distintos:

  • Economy
  • Enabling Technology
  • Energy & Environment
  • Governance
  • Infrastructures & Buildings
  • Living & Inclusion
  • Safety & Security
  • Tomorrow.Mobility
  • Tomorrow.Oceans

Por mi parte, me centré en el apartado de Gobernanza puesto que todos los demás son ámbitos sectoriales y, como sabéis, mi ámbito de excelencia está en la definición de la estrategia de desarrollo de las ciudades y no, en ninguno de los ámbitos sectoriales de una ciudad.

Y la verdad es que ha habido sesiones muy interesantes y con diversidad de opiniones. De todo ello, voy a permitirme enunciar unas cuantas conclusiones que, una semana después, he tenido oportunidad de confirmar y matizar sensiblemente durante una sesión que, la Fundación Campalans organizó ayer, 21 de noviembre en su sede de Barcelona bajo el título de “Descifrando la doble transición (ecológica y digital): Smart cities, ¿pensar globalmente, actuar localmente?

Voy a relataros las conclusiones a las que he llegado después de esos dos eventos.

1ª conclusión: Las Smart Cities son un asunto de las grandes ciudades y de los países desarrollados.

Eso es, los sistemas tecnológicos, su coste y la cantidad de datos, análisis y la capacidad de definición de las estrategias de implantación requeridos están al alcance solo de las grandes ciudades y no, de las medianas ni de las pequeñas. Por otra parte, como veremos a continuación, los países en vías de desarrollo tienen otras prioridades mucho más básicas.

Esa conclusión, 10 años atrás podía haberse considerado provisional pero, a estas alturas, parece razonable considerarla como consolidada. No significa que la tecnología no tenga que ser importante en las ciudades pero, como vengo diciendo desde hace bastantes años -lo podéis leer en mi libro “Desarrollo Local y Smart Cities” de 2015- solo debemos utilizarla como un medio para enfrentar los retos de las ciudades. Hace falta, pues, un cambio de enfoque respecto a la tecnología. Y ese enfoque distinto lo ofreció la jornada de la que os hablo más adelante en este artículo.

2ª Conclusión: Hay 3 concepciones distintas de lo que son las smart cities según quien nos la cuenta.

  1. desde EEUU: la Smart City significa eficiencia en la gestión de la ciudad.
  2. desde África: “tenemos otras prioridades antes de plantearnos la Smart City
  3. desde Europa: eficiencia, por supuesto, pero es imprescindible avanzar sin dejar a nadie atrás (la perspectiva social del desarrollo)

Está claro que, en cada lugar encontraríamos excepciones a estas afirmaciones pero no serían más que eso: excepciones.

Respecto a América Latina, puesto que muchos lectores estáis en esa realidad, yo diría que valen las mismas conclusiones. Solo las grandes urbes del continente pueden entrar al juego de las Smart Cities aunque sin perder de vista que necesidades como el saneamiento, el agua, la electricidad o la fibra óptica son requisitos previos a plantearse abordar la Smart City.

El reto de la doble transición

La jornada de la Fundación Campalans que se celebró bajo el auspicio de la Fundación para Estudios Progresistas Europeos y de la Universidad de las Naciones Unidas, desde luego, respondió a las 2 conclusiones que os he contado, partía de un punto distinto. En efecto, en esa jornada no se hablaba de Smart Cities sino de la doble transición (twin transition o transición paralela) que deben hacer las ciudades: la ambiental y la digital. Y ese es, sin duda, un enfoque radicalmente distinto porque no parte de la tecnología sino de las necesidades de las ciudades y de su población.

Mireia Belil, Pau Solanilla, Aleksandar Ivancic y Laia Bonet (en pantalla) en la Fundación Campalans

Se dijo que la transición ambiental es un objetivo ineludible (si queremos poder preservar nuestro planeta para las generaciones venideras) mientras que la transición digital no es un objetivo en sí misma sino, un medio poderoso para abordar los retos que enfrentamos. De hecho, Marcelo Facchina, Responsable de Smart Cities y Municipalidades Digitales de la CAF (Corporación Andina Financiera), vino a decir lo mismo una semana antes durante el SCEWC: “We have the need of benefitting people through the use of technology” (Tenemos la necesidad de beneficiar a las personas mediante el uso de la tecnología).

En el SCEWC se habló mucho también de colaboración entre actores, entre países y entre ciudades y de gobernanza colaborativa. Pero esos son conceptos de los que os hablo a menudo y no son novedosos.

En la jornada de la Campalans me permití plantear que estamos de acuerdo en los conceptos que aportan los investigadores y los especialistas pero que, el verdadero reto está en

  • ¿cómo conseguir que las ciudades medianas y pequeñas impulsen esa doble transición ambiental y digital?
  • ¿cómo conseguir que Alcaldes y Alcaldesas que están preocupados por el día a día de sus ciudades levanten la vista y vean la necesidad de transformación que tienen sus ciudades?
  • en realidad, la pregunta debería ser más cruda: ¿cómo conseguir que Presidentes Municipales, muchas veces mediocres, se vean encarrilados hacia la doble transformación de sus municipios?

Si nos fijamos en los ODS, vemos que son una lista de objetivos y metas a alcanzar pero, de nuevo, sin metodología para llevar a cabo su implantación. Y ya sabemos que los resultados, a pesar de todo el bombo y la promoción que los rodea, son más bien modestos.


Lo que planteé en el turno de preguntas del público, es que una necesidad es la definición de una metodología de trabajo en las municipalidades. Si existiera una metodología para impulsar y dirigir esa doble transición así como existe toda una serie de herramientas para la planeación urbanística (del suelo), probablemente, sería todo mucho más sencillo.

Con una metodología, puede haber unos técnicos que conozcan la ruta a seguir, los gobiernos nacionales podrían financiar (o cofinanciar) aquellos proyectos locales de transición que se adaptaran a la metodología y que rindieran los resultados definidos en la misma. Y los políticos entrarían en esa dinámica porque esa sería la vía para conseguir recursos para su ciudad.

En respuesta a mi intervención, durante la pausa café, la Presidenta de la FEPE, Mª Joao Rodrigues, me comentó que ellos acaban de publicar una herramienta que puede abrir camino en la línea de la metodología para esa transición de las ciudades. No he tenido tiempo de explorarla pero aquí os dejo el enlace para que podáis descubrirla por vosotros mismos: The EU and North Africa: Towards a just twin transition?

Como conclusión, la transición de las ciudades es un imperativo que nos impone la evolución del clima y sus consecuencias pero el mundo avanza muy despacio todavía por ese camino. Ojalá podamos acelerar entre todos para mitigar al máximo los devastadores efectos del cambio climático.

Post publicado en Ciudadinnova, el blog de Alain Jordà, experto en Desarollo Local

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