Una nueva reindustrialización verde: nuevas formas de producir y consumir 1 904

Pau Solanilla

Cuanto más avanza la economía digital, paradójicamente más importante es la industria como vertebrador para el desarrollo económico y social de nuestras sociedades. Su contribución no solo es decisiva para garantizar el crecimiento, también para el mantenimiento del empleo y de la cohesión social y territorial.

La revolución tecnológica y particularmente la transformación digital van a transformar nuestros sistemas productivos tensionando muchas empresas y sectores industriales. Muchos sectores productivos no solo corren el riesgo de quedar obsoletos por la robotización y la digitalización, también la crisis climática y la necesidad de descarbonizar nuestra economía nos interpela a transformar nuestras formas de producir y consumir hacia modelos mucho más sostenibles.

Aquellos sectores económicos que no se adapten a la economía de la sostenibilidad, tendrán serios problemas de competitividad e incluso de viabilidad.

Algunos estudios advierten que el sector industrial afrontará un periodo negro en la próxima década y que se podrían llegar a perder millones de empleos:

Un estudio realizado por la Universidad de Oxford en el año 2013 ya alertaba que para 2033 el 50% de los empleos actuales serían reemplazados por robots o algún tipo de automatización. Otros, como el Observatorio de Formación Profesional de CaixaBank Dualiza y Orkestra-Instituto Vasco de Competitividad prevén que en el horizonte 2030 la industria extractiva y la manufacturera perderán, solo en España, 218.000 puestos de trabajo en relación con los datos de Encuesta de Población Activa del INE correspondiente al año 2020.

Por territorios, Cataluña concentra la mayor actividad industrial con un 22,07% del total, casi el doble que la Comunidad de Madrid, Andalucía o Valencia, que contribuyen al sector industrial con el 11% aproximadamente cada una de ellas. Por su parte, Navarra, País Vasco y Rioja los territorios donde el peso del sector industrial es más importante en el conjunto del PIB autonómico.

De una economía industrial a una economía de servicios

La economía española se ha caracterizado en las últimas décadas por desarrollar un potente sector servicios, pasando del 46% del PIB en 1970 al 75% en el año 2022.

La industria y la energía han pasado del 25% en 1970 al 16,9% del PIB en el año 2022 según el Instituto de Empresa. La cuestión radica en si esa tendencia es irreversible o por el contrario existe la posibilidad de reindustrializar el país.

Muchos pensamos que el futuro no tiene por qué ser un lugar distópico que condene el país a la desindustrialización, y por ende, al desempleo a una buena parte de los trabajadores industriales actuales. Si bien es cierto que la transformación digital y la transición hacia la descarbonización de la economía genera riesgos, también es una gran oportunidad para la reindustrialiuzación si sabemos gestionarlo con audacia e inteligencia.

El Green Deal europeo supone una ventana de oportunidad que hay que saber aprovechar apostando por ciertos sectores estratégicos y de alto potencial como el sector digital, las clean-tech, la industria 4.0, la salud o la biotecnología o la economía verde y circular.

La reindustrialización verde europea como oportunidad

La Comisión Europea ha presentado un Plan Industrial Green Deal para mejorar la competitividad de la industria europea apoyándola hacia una transición rápida hacia la neutralidad climática. Un Plan que tiene como objetivo proporcionar un apoyo activo para la ampliación de la capacidad de fabricación de la UE para las tecnologías y productos cero emisiones y cumplir con los objetivos climáticos.

Un Green Deal Industrial tiene que aprovechar las fortalezas del Mercado Único de la UE complementando los esfuerzos ya en curso en el marco del Pacto Verde Europeo y el REPowerEU con cuatro pilares de actuación:

1-El primer pilar trata de ofrecer un marco regulatorio más simple. Un entorno regulatorio predecible y simplificado. La Comisión propondrá una Ley de industria cero emociones complementado con la Ley de Materias Primas Críticas para garantizar un acceso suficiente a aquellos materiales, como las tierras raras, que son vitales para la fabricación de tecnologías clave.

2-El segundo pilar acelerará la inversión y la financiación. Incentivar la financiación privada en los Mercados de Capitales para impulsar la transición verde y la producción de tecnología limpia en Europa.

3-EL tercero, potenciar la recapacitación de la fuerza laboral en Europa es igualmente crítico para mantener el empleo a través de la formación –reskilling y upslikillig– son imprescindibles para crear y mantener puestos de trabajo de calidad y bien remunerados sobretodo en industrias estratégicas.

4-El cuarto pilar es el del Comercio abierto para garantizar unas cadenas de suministro resilientes. La transición verde debe regirse bajo los principios de una competencia leal y un comercio abierto con la creación de un Club de Materias Primas Críticas, para garantizar la seguridad global de suministros a través de una base industrial competitiva y diversificada.

Un Green New Deal Industrial europeo puede generar un nuevo círculo virtuoso de crecimiento y empleo movilizando importantes inversiones sostenibles en la próxima década para el fomento de proyectos verdes y ayudas para las regiones en transición.

Según la OIT, la apuesta por una economía sostenible en Europa tiene el potencial de crear entre 700.000 y 1.000.000 de empleos verdes en los próximos diez años si se aplica de manera exitosa el Pacto Verde Europeo en todo el territorio de la UE.

El FMI, por su parte, apunta que el nivel de inversiones a fecha de 2022 rondaba los 630.000 millones de dólares anuales, pero que se necesita invertir entre 3 y 6 billones de euros por año de forma sostenida hasta 2050 para conseguir alcanzar los objetivos de descarbonización acordados.

Se puede y se debe hacer del riesgo una oportunidad. Ese es precisamente el objetivo de los fondos Next Generation de la UE, el de financiar proyectos verdaderamente transformadores. Los inversores y los grandes fondos de inversión por su parte lo tienen claro, están dispuestos a apostar y financiar el desarrollo de una economía resiliente y sostenible.

Hay liquidez suficiente en los mercados, ahora hacen falta liderazgo público, social y privado y buenos proyectos que lo impulsen. El verdadero riesgo radica precisamente en la “no acción” o en la tentación de repartir esos fondos a lo largo y ancho del territorio sin criterios de impacto transformador. La reindustrialización verde no solo es posible sino necesaria.

Pau Solanilla, fundador de Sostenibles.Org

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