En un marco de una economía que debe adaptarse constantemente a los diferentes retos geopolíticos y climáticos que estamos viviendo en este Siglo, se han generado nuevos modelos de ética y transparencia en el ámbito de la empresa, impulsando innovadores valores y criterios de reporting y de información. En un primer momento, a través de la triple cuenta de resultados, el económico, social y el ambiental, mediante las memorias de sostenibilidad y la información no financiera.

Quiero destacar el gran trabajo que realiza la Red Española del Pacto Mundial con sus empresas y entidades asociadas con la ayuda de llevar a cabo los informes de progreso reportando con los estándares GRI, con un enfoque muy claro con la sostenibilidad. Todo bajo el liderazgo de la Agenda 2030 y de sus principios: Derechos Humanos, derechos laborales, medio ambiente y anticorrupción con la aplicación de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible.

En mi opinión, queda mucho trabajo por hacer, este es el reto que tenemos como Sociedad y como empresa, escuchar a los Grupos de Interés y no ver tanto todas estas normas legales como una imposición o una carga administrativa, sino, como una oportunidad de desarrollo en la empresa y de generar nuevos modelos de reporte orientados a las personas y a las partes interesadas, como pueden ser los clientes, la banca, los proveedores, los accionistas y los auditores.

Ese es el reto que requiere de nuevos compromisos y que solo pueden emanar desde los Consejos de Administración, porque las empresas ya no se valoran por sus cuentas de resultados, que por supuesto, deben tener resultados positivos y con buenas prácticas contables. Hoy en día, la sociedad reclama y apoya otros criterios, como los ambientales y nuevos modelos de gobernanza apoyados con indicadores de sostenibilidad, con un compromiso de mejorar la afección en el entorno y reforzar el liderazgo con el territorio.

Este es el reto de las empresas, aplicar en su estrategia y su propósito los Criterios ESG, es decir, aspectos ambientales, sociales y de gobernanza, alineados con una política de dialogo con los Grupos de Interés que son clave y forman parte del quehacer diario de las organizaciones. Principalmente y en este aspecto y como firme defensor de las personas que forman parte de las empresas, impulsando nuevos modelos de gestión de los recursos humanos, porque una cosa es la labor administrativa de contratar y de confeccionar la nómina mensual, y otra muy diferente, la gestión de las personas y sobre todo, de la capacidad de atraer y retener el talento.

Si hace unos años era clave la Responsabilidad Social, ahora son los criterios de sostenibilidad en toda la grandeza de su palabra, más en los momentos que vivimos de policrisis y con los efectos del Cambio Climático que están afectando al día a día en muchos países, donde están generando migraciones climáticas, aspecto que es muy preocupante para la humanidad.

Quedan muchos retos y no hace falta ser un gran gurú de la economía, para predecir que los objetivos de la Agenda 2030 no se cumplirán y que requieren de mayor ambición y compromiso. Por ese motivo, hemos de fijar una visión decidida hacía el año 2050, reto que muchas ciudades europeas están afrontando políticas de descarbonización para alcanzar los objetivos de neutralidad climática.

Ese es el desafío, no ser conformistas, tampoco debemos mantener una actitud catastrófica, hay que seguir trabajando con determinación. Las empresas, como elemento clave en la vertebración económica y social, tienen una gran responsabilidad, pero a su vez, muchas de ellas son ejemplo de liderazgo y de compromiso porque saben muy bien y sus Consejos de Administración así lo han entendido, que esto no va de una moda, va de una visión estratégica

Miguel Luis Lapeña Cregenzán. Embajador Europeo por el Pacto Climático por España. ExDirector General de Planificación y Desarrollo Económico del Gobierno de Aragón.