Las Soluciones basadas en la Naturaleza (SbN) pueden ser efectivas al potenciar las funciones naturales de los ecosistemas en las áreas urbanas, pero requieren un compromiso a largo plazo y una participación ciudadana informada. Para lograr esta transformación se necesitan marcos institucionales, herramientas de planificación, procesos inclusivos y una estrategia financiera sostenible, con un enfoque en la acción climática a nivel local.
Las Soluciones Basadas en la Naturaleza (SBN) son enfoques, acciones o procesos que utilizan los principios de la naturaleza para dar solución a distintos problemas relacionados con la gestión territorial y urbana como la adaptación al cambio climático, la gestión de los recursos, del agua, la seguridad alimentaria o la calidad del aire y el entorno.
En una sociedad cada vez más urbana, las soluciones basadas en la naturaleza son herramientas útiles, económicas y con valor añadido en ahorro de costes y generación de empleo local. Además, ayudan a desarrollar las ciudades con un enfoque sostenible para ser resilientes, saludables y, en definitiva, habitables y vivas.
El término “Soluciones Basadas en la Naturaleza” fue presentado por iniciativa de UICN y el Banco Mundial a finales de la década de 2000 y posteriormente adoptado por los responsables de la Comisión Europea. Hoy en día las Soluciones Basadas en la Naturaleza están perfectamente alineadas con el programa de la Agenda 2030 y pueden contribuir a que una región alcance distintos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Un buen ejemplo de ello son las ciudades de todo el mundo que recurren a soluciones naturales para intentar reducir las temperaturas. El Foro Económico Mundial ha destacado algunas de ellas que bien puden servir de inspiración para ptras ciudades:
Por ejemplo, Medellín (Colombia) ha reducido las temperaturas en 2 °C mediante el desarrollo de una red de corredores verdes con líneas de árboles y plantas cuya plantación ha sumado un total de 16,3 millones de dólares y cuyo mantenimiento cuesta 625 000 dólares al año. La iniciativa del corredor verde de Medellín no solo contribuyó a reducir las temperaturas en 2 °C, sino también la contaminación atmosférica.
Medellín no es la única: otras ciudades del mundo están recurriendo a soluciones naturales para reducir las temperaturas, que suben en medio a la crisis climática y a un fenómeno llamado efecto isla de calor -por el que las zonas urbanas se calientan más que las rurales debido a que los materiales de construcción y las carreteras retienen el calor.
Singapur tiene escasez de suelo y una alta densidad de población, pero a pesar de su limitado espacio ha desarrollado un sistema de carreteras llamadas Nature Ways (Caminos Naturales) que están bordeadas por una variada gama de árboles y arbustos, imitando la estructura de las selvas tropicales. Además de reducir las temperaturas, las copas de los árboles protegen a las especies animales y reducen la contaminación atmosférica. Singapur es ahora la segunda ciudad mejor clasificada en el Índice Green View de Treepedia, que mide la cubierta arbórea en zonas urbanas.
En Alemania, Düsseldorf alberga un edificio cubierto de 30 000 plantas que contribuye a mejorar el medio ambiente de la ciudad. El Kö-Bogen II está cubierto de setos seleccionados por su capacidad para alterar los niveles de calor en los alrededores.
Estas soluciones pueden ayudar a avanzar en una transición positiva para la naturaleza y se basan en cinco principios fundamentalmente:
1. Detección de beneficios económicos y otros beneficios colaterales. Conservar y regenerar la naturaleza puede generar múltiples beneficios a largo plazo. Las soluciones basadas en la naturaleza no sólo reducen el efecto de isla de calor urbana, gestionan las aguas pluviales y mejoran la resiliencia urbana general, sino que también aumentan el valor de las propiedades, atraen turistas y reducen los costos de atención médica asociados con la contaminación y las enfermedades relacionadas con el estrés.
2. Impulsar la colaboración público-privada. Colaborar con el sector privado puede ayudar a financiar e implementar proyectos positivos para la naturaleza. Puede proporcionar acceso a capital, experiencia técnica y recursos que ayuden a acelerar la transición.
3. Habilitar programas de incentivos y mecanismos financieros. La inversión privada en proyectos sostenibles puede permitirse si se implementan los incentivos financieros y las exenciones fiscales adecuadas. Los bonos verdes, los fondos fiduciarios y las subvenciones pueden acumularse con el tiempo y proporcionar una fuente estable de financiación para intervenciones positivas para la naturaleza.
4. Establecer un historial y métricas de desempeño. Crear un relato visible de los logros y experiencias positivos para la naturaleza ayuda a generar confianza y credibilidad. Las métricas de desempeño, por otro lado, brindan información sobre el camino de transición y pueden ayudar a generar confianza en los inversionistas.
5. Tener una visión a largo plazo. Tanto la naturaleza como la acción climática son esenciales para la sostenibilidad a largo plazo. Es necesario contar con una visión de largo plazo que trascienda los ciclos políticos. La coherencia en las políticas y el compromiso con modelos de desarrollo positivos para la naturaleza pueden empoderar a los residentes, crear un sentido de propiedad, atraer a más inversores y conducir a un desarrollo más sostenible e inclusivo.
El verano de 2023 fue el más caluroso jamás registrado, y se esperan temperaturas aún más altas en el futuro. Según el informe BiodiverCities by 2030, del Foro Económico Mundial, de las 576 zonas urbanas más grandes del mundo, más del 70% -en las que viven 1400 millones de personas- corren un riesgo alto o extremo por razones que incluyen el calor extremo.
El 80% del PIB mundial procede de las ciudades, por lo que, según el informe, prepararlas para el futuro es vital para nuestra capacidad de prosperar a largo plazo y para eso necesitamos soluciones basadas en la naturaleza.