El deporte un pilar esencial de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 0 1190

El deporte es un facilitador importante del desarrollo sostenible. La práctica deportiva contribuye al desarrollo y la paz promoviendo la tolerancia y el respeto. Lo hace muy especialmente en el empoderamiento de las mujeres y los jóvenes, las personas y las comunidades, así como los objetivos en materia de salud, educación e inclusión social.

La participación regular en actividades deportivas y físicas genera diversos beneficios sociales y para la salud. No solo tiene una incidencia directa en la forma física, sino que también inculca opciones de estilos de vida saludables a los niños y los jóvenes, ayudándoles a estar activos y luchar contra las enfermedades no transmisibles.

Varios estudios realizados por la Organización Mundial de la Salud también han puesto de manifiesto que el ejercicio físico puede estimular una salud mental y un desarrollo cognitivo positivos. Se ha vinculado el ejercicio a la mejora de la autoestima y la confianza en uno mismo, así como a la generación de efectos positivos para las personas que sufren depresión y ansiedad.

Desde la concepción de los ODM en el año 2000, el deporte ha desempeñado un papel esencial en el refuerzo de cada uno de los ocho Objetivos, un hecho que ha sido reconocido en numerosas resoluciones de la Asamblea General. En la resolución 70/1, titulada “Transformar nuestro mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible” y aprobada en 2015, también se reconoce el papel del deporte en el fomento del progreso social.

El deporte contribuye al bienestar independientemente de la edad, el género o la etnia. Todos disfrutan de él y su alcance es inigualable. Por ejemplo, la Federación Mundial de Taekwondo creó la Taekwondo Humanitarian Foundation para promover este arte marcial en campamentos de refugiados de todo el mundo. Estas iniciativas conciencian sobre la situación penosa de los jóvenes refugiados y están totalmente en armonía con los ODS, especialmente con el relativo a la salud (Objetivo 3: Garantizar una vida sana y promover el bienestar de todos a todas las edades).

Los niños y los jóvenes se benefician enormemente de la actividad física. Las actividades físicas y el deporte, combinados con el plan de estudios, son necesarios para una educación completa (Objetivo 4: Garantizar una educación inclusiva y equitativa de calidad y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos). El deporte ofrece aprendizaje permanente y educación alternativa para niños que no pueden asistir a la escuela.

Además, el deporte en su forma más básica fomenta la participación equilibrada y tiene la capacidad de promover la igualdad de género (Objetivo 5: Lograr la igualdad de género y empoderar a todas las mujeres y las niñas). A través del deporte y la actividad física, se puede empoderar a las mujeres y las niñas, que además pueden beneficiarse de su efecto positivo sobre el estado de salud y psicosocial.

La participación femenina en el deporte también cuestiona los estereotipos y papeles sociales que se asocian comúnmente a la mujer. El deporte puede ayudar a las mujeres y las niñas a demostrar a la sociedad su talento y sus logros al hacer hincapié en sus aptitudes y capacidades. Esto a su vez mejora la autoestima y la confianza en uno mismo de las mujeres participantes. El deporte también ofrece oportunidades de interacción social y amistad, que pueden sensibilizar a sus homólogos masculinos sobre los papeles asignados al género y transmitir beneficios sociales y psicológicos a personas y grupos.

El deporte contribuye igualmente a hacer más inclusivas las ciudades y comunidades (Objetivo 11: Lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles).  El deporte puede fomentar el desarrollo social cambiando las percepciones sobre las personas con discapacidad y brindando a estas personas la oportunidad de participar en el deporte pese a los considerables obstáculos.

Además, el deporte puede utilizarse como herramienta válida para la prevención de los conflictos y la promoción de la paz duradera, puesto que tanto el deporte como su universalidad tienen la capacidad de transcender culturas (Objetivo 16: Promover sociedades justas, pacíficas e inclusivas).

En su contribución a la paz, el deporte a menudo ofrece entornos seguros a nivel comunitario y de base, en los que los participantes se unen en la búsqueda de objetivos e intereses comunes, aprenden los valores del respeto, la tolerancia y el juego limpio, y desarrollan competencias sociales. Como denominador común y pasión compartida, el deporte puede tender puentes entre comunidades independientemente de sus diferencias culturales o divisiones políticas. En época de conflicto o inestabilidad, las actividades deportivas pueden ofrecer a los participantes un sentido de normalidad.

Para la verdadera mejora del desarrollo mundial y la consecución de los ODS es fundamental el establecimiento de asociaciones sólidas y cohesionadas. El mundo está más interconectado que nunca y el fenómeno mundial del deporte tiene el poder de conectar las influyentes redes de diversos asociados y partes interesadas con un compromiso común con el desarrollo duradero. En este sentido, el mundo del deporte puede ofrecer poderosas redes de asociados y partes interesadas comprometidas con el uso del deporte para el desarrollo sostenible (Objetivo 17: Revitalizar la Alianza Mundial para el Desarrollo Sostenible).

Sin embargo, el deporte sigue enfrentándose a numerosas dificultades para explotar su verdadero potencial. Con demasiada frecuencia vemos ejemplos de intolerancia, racismo, odio y violencia durante encuentros deportivos. Las organizaciones deportivas, los agentes, los jugadores y los aficionados deben hacer todo lo que puedan para luchar contra estos males y aprovechar totalmente el poder positivo del deporte.

Al igual que en muchos otros ámbitos, la corrupción también afecta al deporte. La corrupción mata al deporte y no debe tolerarse la mala praxis en él, incluido el dopaje. Nuestro papel consiste en seguir luchando contra los abusos y promover la adopción de la buena gobernanza, la integridad y la transparencia. También debemos procurar hacer de los ODS el centro de todas las organizaciones deportivas.

Pese a estas dificultades, el enorme poder positivo del deporte y su pasión seguirán uniendo a las personas y promoviendo un mundo más inclusivo y pacífico a través de sus valores y principios universales. Históricamente, el deporte ha desempeñado un importante papel en todas las sociedades y ha actuado como sólida plataforma de comunicación que puede utilizarse para promover una cultura de paz. Es y seguirá siendo una de las herramientas más versátiles y eficaces en función del costo para promover los valores de las Naciones Unidas y cumplir los ODS. 

Wilfried Lemke, Asesor Especial del Secretario General de las Naciones Unidas sobre el Deporte para el Desarrollo y la Paz.

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