Vivimos en un mundo donde nos toca afrontar cambios constantes que van muy rápidos, motivados por los grandes desafíos en un ámbito geopolítico global, enmarcado por dos grandes aspectos: los actuales conflictos bélicos y los retos del cambio climático. Todo ello, en un marco de salvaguardar el planeta y las futuras generaciones, objetivo que no está siendo fácil su consecución.
Ante los nuevos desafíos del Siglo XXI, nuevos propósitos por parte de las empresas y de las organizaciones, siempre desde el punto de vista de implantar una nueva estratégica que consiga el posicionamiento empresarial. Este propósito renovado, ha de ser liderado por parte de los órganos de gobierno de las empresas. En mi opinión, debería estar enmarcado en las nuevas megatendencias de gestión empresarial.
Una de las principales tendencias que ha llegado para quedarse, es la Sostenibilidad, asegurando una viabilidad económica en la empresa a medio y largo plazo, pero este criterio hoy en día no es suficiente, las empresas se han de reorientar hacia el objetivo de conseguir un compromiso social y ambiental, porque es de la única manera inteligente de convertirse en organizaciones realmente competitivas, bajo los criterios de eficiencia y eficacia.
El Propósito, acompañado de la misión, visión y valores, debe de ser el gran eje estratégico en las empresas, como elemento clave de retención y atracción del talento y también, como una línea de acción que genere un dialogo permanente con los Grupos de Interés, principalmente con las personas y con los clientes, adelantándonos a sus demandas y necesidades.
Otra de las piezas clave en todo este tablero estratégico es la Sostenibilidad, siendo una misión de los altos directivos, que deben tener muy presente al momento de formular su estrategia y está debe formar parte del ADN empresarial, porque es la única forma de diferenciación y de afrontar los nuevos desafíos, muchos de ellos, demandados por los Stakeholders.
Una vez implantado el propósito en la estrategia de la organización, llega el momento de comunicarlo a los diferentes grupos de interés, todo ello, bajo campañas o bien a través de reuniones periódicas que pueden ser muy creativas, pero siempre, los lideres deben de tener en cuenta que esa comunicación en positivo debe basarse en unos principios de ética ambiental y de compromiso con el entorno, un elemento muy importante para consolidar la credibilidad empresarial, un activo intangible que hace crecer un gran valor en la empresa, como es la reputación, la cual en mi libro “Agenda 2030. El Gran Desafío del Desarrollo Sostenible”, la defino mediante la siguiente formula:
Reputación = Propósito x Ética x Transparencia x Valores ODS16
Como conclusión a este artículo, el reto de las empresas es integrar en su estratégica, los conceptos del Propósito, la Sostenibilidad, los Grupos de Interés y la Reputación, todo ello, con el principal objetivo de establecer un nuevo liderazgo más sostenible acorde a las demandas de este nuevo Siglo y lo más importante, como un ejemplo clave de impulsar buenas prácticas creativas e innovadoras que pueden ser replicadas por otras organizaciones.
Miguel Luis Lapeña Cregenzán, Embajador Europeo por el Pacto Climático