Acelerar las políticas climáticas: no habrá descarbonización sin una transición justa 0 248

Pau Solanilla

La descarbonización de la actividad humana es una prioridad ineludible para el planeta. La Ley Europea del Clima, como parte del Pacto Verde Europeo, es la hoja de ruta de la neutralidad climática. Un objetivo ambicioso con diversas leyes interconectadas. Pero este liderazgo verde debe sustentarse en una verdadera transición justa para que sea efectivo y eficiente.

Los datos nos muestran que a pesar de los compromisos adquiridos en las diferentes Cumbres del Clima, las perspectivas y los objetivos intermnedios para 2030 no se están cumpliendo. La situación es preopcupante, porque según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, incluso si se cumplen, el aumento de la temperatura solo se limitaría a 2,6-2,8 °C.

Una realidad que nos interpela a redoblar esfuerzos y aumentar la velocidad de nuestras políticas climáticas. Los ciudadanos de la UE lo tienen claro, de nuevo los datos del Eurobarómetro especial de 2024 sobre las actitudes de los europeos hacia la política energética muestran un claro apoyo a las políticas de la UE de los últimos cinco años:

-Más de tres cuartas partes de los encuestados (77 %) afirman haber adoptado medidas personales, cambiando considerablemente sus hábitos de consumir menos energía en casa en los últimos cinco años.

El 55 % de los encuestados afirmó haber adaptado sus medios de transporte para reducir su consumo de energía.

-Cuatro de cada diez (41 %) declararon haber modificado sus patrones de consumo de energía en el trabajo.

Sin embargo, los datos también muestran una clara necesidad de ofrecer más instrumentos de apoyo a las familias y los ciudadanos. La mayoría de los encuestados afirma que la UE debería animar a los Estados miembros a centrarse en medidas que apoyen a los hogares en situación de pobreza energética (53 %), reducir el consumo de energía (50 %) o medidas que ayuden a los ciudadanos a producir o consumir energía procedente de fuentes renovables (50 %):

-El 38 % de los encuestados afirmó que la UE debería animar a los Estados miembros a centrarse en medidas para las industrias y las empresas;

-El 35 % afirmó que la UE debería hacerlo apoyando la innovación en tecnologías limpias

-El 30 % cree que debería incentivar el ahorro de energía.

Y ese es probablemente el factor crítico para avanzar rápidamente en los objetivos de descarbonización. Existe una clara hoja de ruta para la reducción de las emisiones tanto en el transporte como en la energía, pero falta concrección en muchos terrenos todavía:

Automoción. A partir de 2035, todos los coches nuevos que salgan al mercado de la UE deberán ser de cero emisiones de CO2. Los objetivos intermedios de reducción de emisiones para 2030 se fijarán en un 55% para los coches y un 50% para las furgonetas.

La aviación civil, que representa el 13,4% de las emisiones totales de CO2 del transporte de la UE deberá empezar a utilizar combustible sostenible a partir de 2025, hasta alcanzar el 70% de todo el combustible de aviación en los aeropuertos de la UE en 2050.

El sector marítimo deberá reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de los barcos en un 2% a partir de 2025, en un 14,5% a partir de 2035 y en un 80% a partir de 2050 en comparación con los niveles de 2020. Los recortes deberán aplicarse a los buques de más de 5.000 toneladas brutas, que representan el 90% de las emisiones de CO2.

En el sector energético, la combustión de carburantes es responsable de más de tres cuartas partes de las emisiones de gases de efecto invernadero de la UE y deberá disminuir el consumo de energía y desarrollar fuentes de energía más limpias y resolver la dependencia de la UE de las importaciones de terceros países.

La descarbonización exige así caminar hacia la electrificación, aumentando las energías renovables, actualmente más del 20% de la energía consumida en la UE procede de fuentes renovables. El objetivo es aumentar la cuota de renovables en el consumo final de energía de la UE hasta el 42,5% en 2030.

Ir más allá de los derechos de emisión

Algunos de estos sectores trabajan ya bajo un sistema de comercio de derechos emisión en la UE tiene como objetivo reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO2). La industria, está obligada a tener un permiso por cada tonelada que emitan de este gas de efecto invernadero y tienen que comprarlas a través de subastas, existiendo algunos incentivos para impulsar la innovación en el sector.

Hay sectores muy importantes no cubiertos por el actual sistema europeo de comercio de emisiones, como el transporte, la agricultura, los edificios y la gestión de residuos, que todavía representan
aproximadamente el 60% de las emisiones totales de la UE.

En la actualidad, la calefacción y refrigeración de edificios representa el 40% de toda la energía consumida en la UE. Si no mejoramos el rendimiento energético de los edificios con ayudas e incentivos ambiciosos a las clases medias y populares los esfuerzos serán en balde. Hay que apostar por estrategias de renovación de todos los edificios de la UE -tanto nuevos como antiguos- para caminar hacia las cero emisiones a partir de 2030, con instalación de paneles solares y abordar las emisiones de carbono de otros sectores.

El Eurobarómetro sobre la energía muestra que los ciudadanos europeos apoyan la política energética de la UE y la mayoría (77 %) afirma que la Unión Europea debería desempeñar un papel más destacado en materia de energía.  El 79 % de las personas encuestadas además, lo ven como una oportunidad, creen que nuestros objetivos climáticos estimularán nuevos puestos de trabajo y atraerán inversiones en el sector de las energías limpias.

Pero a pesar que el 77 % afirman haber adoptado medidas personales, cambiando considerablemente sus hábitos de consumir menos energía en casa en los últimos cinco años, quieren más apoyo. Para alcanzar la neutralidad climática, la mayoría afirma que la UE debería animar a los Estados miembros a centrarse en medidas que apoyen a los hogares en situación de pobreza energética (53 %), reducir el consumo de energía (50 %) o medidas que ayuden a los ciudadanos a producir o consumir energía procedente de fuentes renovables (50 %).

En definitiva, los ciudadanos europeos apoyan la descarbonización y están a favor de redoblar esfuerzos en políticas climáticas, pero no pueden ser héroes. Es responsabilidad tanto de las instituciones públicas como de las empresas, facilitar una transición lo más rápida posible que no será tal si no es justa.

La descarbonización debe ser igualmente una política social. Solo maridando competitividad, sostenibilidad y equidad, tanto en Europa como en el Sur Global, seremos capaces de avanzar rápidamente para mitigar y adaptarnos a los impactos del cambio climático.

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