Fast fashion: de nuestro armario al vertedero en África 0 56

La tendencia consumista de ropa barata en el sector de la moda tiene consecuencias nefastas para el medio ambiente. El llamado fast fashion ha generado una crisis ambiental significativa debido al aumento de los residuos textiles incontrolados. Las campañas buenistas para depositar la ropa desechada en contenedores para un nuevo uso no garantiza ninguna trazabilidad y control y acaba en países del Sur global. En África, el 40% de la ropa usada termina en vertederos incontrolados o quemada.

El modelo de consumo masivo de ropa barata y de corta duración representa un reto global que requiere la acción conjunta de gobiernos, empresas y consumidores para minimizar su impacto negativo y construir un modelo más sostenible y ético. Las marcas de fast fashion producen grandes cantidades de ropa en ciclos cada vez más cortos, fomentando un consumo acelerado que desecha la ropa muy rápidamente. Los consumidores desechan esas prendas en buen estado para seguir las tendencias de cada momento, lo que incrementa los residuos textiles.

Esa producción y consumos excesivos genera un gran impacto ambiental. Cada año se generan millones de toneladas de ropa que terminan en vertederos. Muchas de esas prendas son telas sintéticas que no son biodegradables y pueden tardar siglos en descomponerse.

Por otro lado, el fast fashion generan otros impactos ambientales como los microplásticos, esto es, al lavar los tejidos sintéticos como el poliéster, se liberan microplásticos que contaminan ríos, mares y ecosistemas. De igual manera, es un devorador de recursos naturales. La producción textil intensiva consume grandes cantidades de agua y energía, además de usar químicos tóxicos que contaminan suelos y cuerpos de agua. Un modelo de producción que sule estar asociado a la explotación laboral en países productores con bajos salarios y condiciones laborables muy precarias. Potenciar el fast fashion exacerba los problemas sociales y económicos asociados a este modelo.

La consecuencia ambiental de toda esa sobreproducción y consumo es la generación y exportación de residuos textiles del primer mundo a los países del Sur Global. Muchos países exportan ropa usada a países en desarrollo, donde gran parte no se reutiliza y acaba contaminando otras regiones.


    Soluciones responsables para el sector textil

    Es una evidencia que los textiles son fundamentales para nuestra sociedad. La industria textil emplea a millones de personas en todo el mundo, lo que la convierte en una de las más grandes del mundo y una parte importante de la industria manufacturera de Europa. Sin embargo, hay que racionalizar la producción y el consumo de textiles ya que causan importantes impactos ambientales, climáticos y sociales al utilizar recursos, agua, tierra y productos químicos y emitir gases de efecto invernadero y contaminantes.

    Además de concienciar al consumidor para promover compras conscientes, hay que apostar decididamente por la economía circular. El informe “Textile waste management in Europe’s circular
    economy”
    ofrece una visión general del estado actual de la generación de residuos textiles, los sistemas de recogida, la capacidad de tratamiento y el comercio, y sirve como avance de las medidas preparatorias adoptadas por los distintos países

    El informe ofrece una perspectiva de la UE sobre las presiones ambientales y climáticas de la producción y el consumo de textiles, y analiza cómo los modelos comerciales circulares y la regulación pueden ayudarnos a avanzar hacia una economía textil circular. Pero más allá de los informes, hay que tomar medidas decididas.

    1-Apostar por la economía circular

    • Reciclaje textil: Implementar tecnologías para reciclar fibras textiles y convertirlas en nuevas prendas.
    • Upcycling: Transformar ropa usada en productos nuevos mediante procesos creativos.
    • Programas de recompra: Incentivar a los consumidores a devolver ropa usada a las tiendas para su reciclaje o reutilización.

    2. Producción Sostenible

    • Uso de materiales biodegradables: Favorecer tejidos orgánicos como algodón, lino o bambú, y reducir los sintéticos.
    • Reducción de químicos: Implementar procesos de teñido y acabado más limpios y menos dañinos.
    • Transparencia: Exigir a las marcas que publiquen el origen de sus materiales y su impacto ambiental.

    3. Regulaciones y políticas públicas decididas

    • Legislación sobre residuos textiles: Imponer metas de reducción de residuos y reciclaje obligatorio para las marcas.
    • Impuestos al fast fashion: Gravar a las empresas que produzcan ropa de corta duración o en exceso.
    • Fomento de marcas sostenibles: Apoyar económicamente a empresas que prioricen prácticas éticas y sostenibles.

    5. Aprovechar la innovación y la tecnología

    • Fibras reciclables: Invertir en investigación para desarrollar materiales que puedan ser reciclados infinitamente.
    • Plataformas digitales: Facilitar el alquiler y la compra-venta de ropa de segunda mano a través de apps y marketplaces.

    6. Potenciar el rol de los consumidores y las empresas

    • Consumidores: Cambiar hábitos de compra, optar por menos cantidad y más calidad, reparar ropa dañada y participar en iniciativas de reciclaje.
    • Empresas: Adoptar prácticas sostenibles en toda la cadena de valor, desde el diseño hasta la distribución y el final del ciclo de vida del producto.

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