Inteligencia Artifical: competitividad, sostenibilidad y equidad. Una colaboración público-privada eficiente y equilibrada. 0 169

La Inteligencia Artificial (IA) es una de las innovaciones tecnológicas con mayor potencial para transformar nuestra sociedad en el futuro. Su aplicación puede contribuir a mitigar la reducción de la fuerza laboral provocada por el envejecimiento demográfico, la transición hacia un modelo de producción y consumo más respetuoso con el medio ambiente, reducir la desigualdad y fortalezer el estado de bienestar al tiempo que mejora la productividad de la economía. El estudio HispanIA 2040 analiza las oportunidades y los retos del despliegue de la IA para afrontar desafíos principales que tiene la sociedad española.

La Inteligencia Artificial (IA) emerge como una de las herramientas con mayor potencial para ayudarnos a lidiar con estos desafíos. Incluso en su estado actual de desarrollo, la IA nos permitirá ser más productivos y realizar algunas tareas con mayor rapidez y calidad que si las hiciéramos solos. En ciertos sectores, su uso para tareas de redacción y atención al cliente podría generar, en media, ganancias de eficiencia de hasta el 13%.

En la sanidad, los sistemas de IA reducirán significativamente la carga administrativa de los profesionales sanitarios, permitiéndonos avanzar hacia unos servicios más ágiles y personalizados. En el caso de la atención primaria, el uso de esta tecnología podría liberarlos de hasta 5 consultas al día, mientras que en la atención especializada podría reducir las listas de espera en 22 días.

En el sector de la educación, la IA también puede generar importantes beneficios. Parte del trabajo burocrático que, a día de hoy, asumen los docentes pasará a ser realizado por sistemas inteligentes. De este modo, los profesores podrían disponer de hasta un día más a la semana para ofrecer un aprendizaje individualizado, formarse o participar en la gestión del centro. Estos mismos sistemas utilizados por el alumnado como herramienta de apoyo podrían mejorar su rendimiento en matemáticas como si hubiesen recibido medio año más de escolarización.

La IA también hará más eficiente el funcionamiento de las Administraciones públicas al agilizar los procesos judiciales y la concesión de prestaciones sociales, simplificar trámites y permitir a los empleados públicos ofrecer un servicio más adaptado a las necesidades de la ciudadanía.

En lucha contra la crisis climática, la IA puede contrinuir en el terreno de la sostenibilidad medioambiental. Nos permitirá mejorar el diseño y la gestión de los sistemas de producción y almacenamiento energético, reducir la huella climática del transporte y hacer un consumo más racional de los recursos naturales.

En el campo de la movilidad, su uso en la optimización del tráfico podría generar una reducción del volumen de emisiones similar a las que ocasionan 905.000 coches en un viaje diario de 50km durante todo un año.

En la gestión del agua, las ventajas también son cuantiosas, y van desde reducir en un 70% las pérdidas en las redes de suministro hasta conseguir un ahorro hídrico del 20% en los sistemas de regadío. Solo con instalar sistemas de IA en el 15% de nuestras explotaciones agrarias lograríamos un ahorro anual equivalente a dos veces el consumo de agua de la ciudad de Madrid.

El reto de la equidad

A diferencia de otras innovaciones anteriores a lo largo de la historia reciente, la IA no tiene por qué beneficiar solo a los trabajadores con mayor formación y capacidad o aquellos que se han formado en la tecnología. Bien desplegada, la IA podría convertirse en un revulsivo para las clases medias de nuestro país y complementar el trabajo de hasta un 65% de la población ocupada.

Gracias a ella, cuestiones como programar una app, vender un producto por internet, gestionar facturas o redactar un documento son hoy más accesibles para la mayoría de la población, y habilidades como la empatía, la capacidad de comunicación o la inteligencia emocional, no siempre ligadas al nivel educativo,
resultan cada vez más relevantes e imprescindibles. La IA generará beneficios evidentes, pero su despliegue también lleva aparejados desafíos importantes que será necesario abordar para garantizar la equidad.

En primer lugar, debemos conseguir que la adopten la mayoría de empresas y trabajadores de nuestro país, y que llegue a las principales áreas de nuestro estado de bienestar. De no ser así, podríamos perder competitividad, generar menos empleo a largo plazo, y ver agravadas las desigualdades. Para evitarlo, tendremos que aumentar las ayudas e incentivos para la incorporación de la IA en las pymes, mejorar la formación y la atracción de talento en tecnologías avanzadas, y reforzar nuestras capacidades en computación e infraestructuras de datos.

Asimismo, será necesario promover la investigación en áreas estratégicas como la biotecnología o la ciberseguridad, crear un sistema de datos integrados e interoperables que facilite su uso entre territorios y servicios públicos, e impulsar el desarrollo de modelos propios de IA que nos permitan adaptarla a nuestras necesidades. Este despliegue debe producirse además siguiendo criterios éticos y responsables, de modo que se preserve la privacidad, la propiedad intelectual y la protección de los datos, y se garantice la transparencia de los algoritmos en aras de no amplificar los sesgos y brechas sociales ya existentes, e incurrir en injusticias.

También tendremos que vigilar la huella ambiental que supone la implementación de la IA a través de la investigación en algoritmos verdes y el desarrollo de modelos más pequeños y sostenibles.

En definitiva, la IA es una oportunidad para conciliar competitividad, sostenibilidad y equidad, pero requiere del liderazgo de las políticas públicas y una colaboración público-privada eficiente, honesta y equilibrada.

Acceso completo al informe: https://futuros.gob.es/nuestro-trabajo/hispania-2040

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