Desafío 2025: ¿Cómo deberán integrar políticas de sostenibilidad las empresas? 0 285

En los últimos años, la sostenibilidad ha pasado de ser un tema aspiracional para convertirse en una obligación. Cada vez más, clientes, inversores y reguladores esperan que las compañías demuestren su gestión (y no solamente su compromiso) de los impactos, riesgos y oportunidades asociados a su actividad en temas ambientales, de derechos humanos o las condiciones laborales, entre otros.

El 2025, sin duda, marcará un punto de inflexión: con la entrada en vigor de nuevas normativas, en especial la Corporate Sustainability Reporting Directive (CSRD) en Europa, las empresas no sólo deberán preparar un informe para reportar una “foto” de su desempeño en sostenibilidad, sino que deberán presentar un “video” con un enfoque prospectivo donde deberán demostrar la integración de la sostenibilidad mediante políticas, objetivos e indicadores de gestión verificables.

En este contexto, estaremos pendiente a las noticias que vienen desde Bruselas con la aprobación final de la Ley Ómnibus con la que la Unión Europea busca simplificar las normativas relacionadas con la sostenibilidad en un 25 % para las grandes empresas y un 35 % para PYMES. De todos modos, independientemente del contenido final de la ley, lo que está claro es que esta inercia no se para. Aunque sea en versión más simplificada de la CSRD, las organizaciones, ya sea para cumplir con la norma o porque consideran la sostenibilidad como un elemento de competitividad en la mejora de la gestión empresarial, deberán afrontar el cambio. Cada uno con la velocidad y la exigencia que sus grupos de interés le requiera.

La llegada de la CSRD marca un cambio significativo en términos de alcance y exigencia. Esta directiva amplía el número de empresas obligadas a reportar y establece criterios más estrictos que garantizan mayor transparencia y uniformidad en la presentación de información. Además, introduce estándares detallados que buscan asegurar la calidad y comparabilidad de los informes.

Un elemento clave de la CSRD es el principio de doble materialidad, que obliga a las empresas a evaluar tanto el impacto de los factores ESG en su desempeño financiero como el impacto de sus actividades en la sociedad y el medioambiente. También refuerza los requisitos de verificación, exigiendo auditorías externas para garantizar la confiabilidad de los datos.

Para avanzar en sostenibilidad, las empresas deberán integrar la sostenibilidad en la cultura organizacional y la gestión interna, haciéndola parte fundamental de sus valores y principios de actuación, e involucrando a todas las áreas. Además, incorporar criterios ESG en la toma de decisiones y en la relación con clientes, proveedores y socios estratégicos, fortalece la estrategia y el valor empresarial. Adicionalmente, optimizar procesos y recursos permitirá mejorar la eficiencia en el uso de materiales, energía y logística, reduciendo costos operativos y demostrando que la sostenibilidad y la rentabilidad pueden ir de la mano.

La adaptación a la normativa representa un desafío, especialmente las PYMES, que a menudo carecen de los recursos y conocimientos necesarios para cumplir con la CSRD. Además, la gestión del cambio interno es crucial: la sostenibilidad debe permear toda la organización, lo que requiere una capacitación continua y transformaciones profundas en la cultura corporativa. Y toda gestión requiere de medición. Para ello será necesario valorar la implementación de herramientas y metodologías robustas que permitan recopilar, analizar y presentar información trazable de manera fiable.

Desde RSM consideramos que los principales pasos para abordar un cambio de esta envergadura pasan por: 

1-Diagnóstico y evaluación inicial: Realizar un diagnóstico para identificar el nivel de madurez de la compañía para dar cumplimiento a la CSRD y otras normativas. Entender y gestionar los impactos riesgos y oportunidades es el punto de partida.

2-Definir una estrategia de sostenibilidad: Establecer objetivos que se integren con la estrategia de negocio y las expectativas de los grupos de interés.

3-Implementar sistemas de reporte y auditoría: Incorporar herramientas digitales y metodologías que permitan recopilar datos precisos y verificables.

4-Capacitar e involucrar a todas las áreas de la empresa: La sostenibilidad es responsabilidad de todos los departamentos; debe formar parte de la cultura organizacional.

5-Comunicar avances y logros de manera transparente: Publicar informes ESG “video” en vez de “foto” accesibles y comprensibles para inversores, clientes y reguladores.

    El 2025 será un año clave para avanzar hacia un modelo sostenible. No sabemos cómo acabará el proceso normativo. Pero lo que está claro, reiteramos, es que la sostenibilidad ha pasado de ser un tema aspiracional para convertirse en una obligación para continuar operando en el mercado.

    Desde RSM, sexta firma de servicios profesionales del mundo, trabajamos con nuestros clientes para que puedan aprovechar las oportunidades que se derivan de este proceso de transformación hacia un modelo sostenible donde el cumplimiento normativo es, “únicamente”, un driver más. 

    Autores: Carlos Cerdán, socio de ESG y Sostenibilidad y María José Abarca, consultora de ESG y Sostenibilidad.

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