
La descarbonización de nuestras economías es uno de los puntos críticos para la lucha contra la crisis climática. Los países desarrollados han hecho avances en los últimos años, en particular la apuesta por la generación energética con renovables. Sin embargo, queda pendiente encarrilar la descarbonización de los países del Sur Global mediante una transición justa. Algo que solo se puede hacer con la colaboración de la comunidad internacional y en la que la UE debería ser el referente.
La descarbonización en el Sur Global enfrenta múltiples desafíos debido a factores económicos, políticos y sociales que dificultan la transición hacia un modelo de desarrollo sostenible. Uno de los principales retos es la dependencia de los combustibles fósiles. Muchos países del Sur Global dependen del petróleo, el gas y el carbón para su generación de electricidad y algunos o son especialmente dependientes de los ingresos fiscales de esos productos.
La falta de diversificación económica de la mayoría de los países del Sur Global puede hacer que la transición energética sin ayudas para las reformas estructurales que necesitan pueda afectar negativamente a sus economías. Igualmente, importantes sectores como la minería, el petróleo o el gas pueden ofrecer serias resistencias a la transición climática si no se garantizan empleos alternativos y seguridad económica.
Por otro lado, la falta de acceso a financiación y a tecnologías limpias como las energías renovables y o tecnologías de bajas emisiones hace que dependan de inversiones extranjeras. Además, sus infraestructuras son precarias y en muchos casos no están preparadas para integrar energías renovables de manera eficiente, lo que requiere inversiones significativas en modernización de redes.
Otro de los elementos relevantes es la demografía. El crecimiento poblacional hace que crezca la demanda energética lo que puede dificulta la sustitución de fuentes fósiles por renovables sin afectar a su desarrollo económico y social. Todo ello sumado a sus carencias regulatorias y una gobernanza débil frente a los grupos de presión internos y externos.
La transición climática de los países del sur no es solo una cuestión económica o climática. Es ante todo una cuestión de inequidad climática y de justicia social. El exministro Luis Atienza Serna, actualmente Presidente ejecutivo de Argo Capital Partners ha compartido en el encuentro #22IESEEnergy organizado por IESE Business School y Deloitte, una serie de datos extraordinariamente importantes, así como las principales barreras y riesgos, para contextualizar el reto al que nos enfrentamos.
Actualmente alrededor de 750 millones de personas continúan sin acceso a la electricidad, sobre todo en los países del África Subsahariana. Los progresos en electrificación que se despliegan apenas compensan el crecimiento demográfico. Mientras, en las regiones del Sudeste Asiático y en Latinoamérica se han hecho progresos relevantes.
Los EMDEs (Emerging Markets and Developping Economies) representan el 85% de la población, 2/3 de las emisiones de GEI anuales, y el 100% del crecimiento de los gases contaminantes.
De los 3 billones (trillions) de $ de inversión anual en energía, 2 billones se dedican a la descarbonización y 1 billón a los combustibles fósiles. Por su parte, de los 2 billones de inversión anual en transición energética, el 50% corresponde a economías avanzadas y el otro 50% a EMDEs. Del 50% de inversión anual de los EMDEs, el 40% se concentra en países como China, Brasil e India, y el otro 10 % en el resto de los países, donde habita el 50% de la población.
La inversión per cápita en el período 2020-2023 refleja extraordinarias diferencias entre el Norte y el Sur Global. Para alcanzar el escenario Net Zero, según la Agencia Internacional de la Energía, los países avanzados deben duplicar su inversión anual en transición energética. Por su parte, los Mercados emergentes y economías en desarrollo EMDEs, excluida China, deberían multiplicarla por 6,5 veces. Un reto que parece difícil sin apoyo internacional.
La apuesta por las energías limpias son inversiones muy intensivas en capital (renovables, redes, electrificación del transporte, apuesta por la eficiencia energética, etc). Si bien se compensan por sus menores costes operativos, el acceso a la financiación de largo plazo y el coste de capital son críticos.
El coste de capital en los EMDEs para una inversión fotovoltaica puede ser hasta más de 3 veces superior al de las economías avanzadas.
Atienza nos recuerda, que si el país dispone de recursos fósiles baratos tales como el carbón, al coste de la transición se le añade el coste de la reconversión industrial además de la inversión necesaria en redes para operar un sistema eléctrico con renovable así como la formación del talento necesario para operar las tecnologías limpias.
Europa: hacer de la necesidad una oportunidad
Apostar por la transición energética en el Sur Global no solo es una necesidad para mitigar el cambio climático, sino también una oportunidad para el desarrollo económico, la reducción de la pobreza y la seguridad energética. Si bien en la Cumbre de la COP27 se abordó por primera vez la creación de un Fondo para una Transición Justa, es uno de los elementos clave para garantizar que la descarbonización global no agrave las desigualdades entre el Norte y el Sur Global.
Aunque no existe un único fondo global con este nombre, han surgido diversas iniciativas en el marco de la COP y otros acuerdos climáticos para financiar una transición justa. Son alianzas entre países desarrollados y emergentes para acelerar principalmente la transición energética.
El Fondo de Pérdidas y Daños acordado en la COP27 y en proceso de implementación tras la COP28, busca compensar a los países más vulnerables por los impactos del cambio climático, muchos de los cuales dependen de industrias fósiles.
El Just Energy Transition Partnerships (JETP) para caminar hacia la descarbonización y una transición energética eficiente en los países del Sur Global, es necesario apostar por inversiones en tecnologías maduras y rentables como la fotovoltaica, la eólica terrestre e hidroeléctrica.
Europa ha tenido un papel de liderazgo en los últimos años en las Cumbres Climáticas, y debe ser un extraordinario aliado para los países del Sur Global. Europa tiene tecnología, experiencia, talento y recursos financieros para ello y hacer frente a la importante presencia China en muchas regiones del mundo en desarrollo. Cuanta para ello con una caja de herramientas que trabajando en coordinación son una potente herramienta de transformación e influencia:
El Global Gateway puede ser la alternativa europea a la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China. La Unión Europea quiere invertir hasta 300,000 millones de euros en infraestructura global sostenible entre 2021 y 2027 principalmente en energías renovables, redes eléctricas y transporte sostenible en África, América Latina y Asia.
La UE también cuanta con el NDICI, el Global Europe (Instrumento de Vecindad, Desarrollo y Cooperación Internacional), un fondo de 79,500 millones de euros (2021-2027) para el desarrollo sostenible en países del Sur Global. Su objetivo es apoyar la generación de energía limpia, la adaptación climática y la gobernanza ambiental en África, América Latina y Asia.
Por su parte, el Africa-EU Green Energy Initiative, promueve la transición energética en África con inversiones en energía solar, eólica e hidrógeno verde e incluye apoyo técnico y financiero para proyectos renovables.
El European Fund for Sustainable Development Plus (EFSD+) es una herramienta de la UE para movilizar la inversión privada en energía limpia, infraestructura y empleo verde en países en desarrollo. Funciona a través de garantías y subsidios a proyectos sostenibles.
La UE cuanta además con una plataforma de cooperación entre la UE, sus Estados miembros y bancos de desarrollo. El Team Europe coordina esfuerzos para financiar proyectos climáticos en el Sur Global. Igualmente, el programa Horizon Europe y los programas de innovación climática ofrecen financiamiento para transferencia de tecnología y proyectos de innovación en energías limpias en países en desarrollo, incluyendo el EU Catalyst Programme, programa que invierte en tecnologías limpias junto con Bill Gates y el Banco Europeo de Inversiones.
Hay un terreno además en el que la UE debería tener un papel central, el establecimiento de mercados eléctricos estables y ofrecer asistencia técnica para dotarlos de políticas regulatorias estables. Una política en la que la colaboración público-privada emerge como un elemento fundamental.
Sin embargo, uno de los puntos críticos es la mitigación y la gestión del riesgo de los grandes proyectos. Los proyectos energéticos en el Sur Global tiene una elevada percepción del riesgo e impide la llegada de la financiación privada, o la hace extraordinariamente compleja. Los países de Sur Global requieren de un plan de financiación pública con un fuerte apoyo internacional (bilateral o multilateral) que permita ofrecer garantías a los inversores.
En definitiva, Europa puede y debe dar un paso adelante. En un momento en que la llegada de la nueva administración Trump anuncia la cancelación de la mayoría de la ayuda a los países del Sur Global, Europa tiene la oportunidad de ocupar ese espacio, ofrecer un horizonte de desarrollo y esperanza, a la vez que contribuimos a la sostenibilidad global del planeta y ofrecemos también oportunidades de negocio a nuestras empresas. No es solo un deber ético y moral, también lo es defender y promover nuestros intereses como europeos.
Pau Solanilla es fundador y editor de Sostenibles.Org