El cambio climático podría reducir 40% el PIB mundial en 2100. 0 108


Nuevas estimaciones del Instituto de Riesgo y Respuesta Climática (ICRR) de Australia advierten que, si la temperatura global aumenta 4 °C para el año 2100, el Producto Interno Bruto (PIB) mundial podría caer alrededor de un 40 %.

El estudio, publicado en la revista Environmental Research Letters, corrige fallos en modelos económicos previos que influyen en las políticas climáticas internacionales. Al actualizar los parámetros sobre el impacto del carbono, el análisis ofrece una visión más precisa de los riesgos económicos asociados al cambio climático.

Los hallazgos refuerzan la necesidad urgente de limitar el calentamiento global a 1,7 °C, en línea con metas de descarbonización más ambiciosas, como las establecidas en el Acuerdo de París. Esta nueva proyección se aleja considerablemente del límite de 2,7 °C contemplado en modelos anteriores, y subraya la importancia de acelerar las acciones para mitigar el cambio climático.

Los modelos económicos subestiman el impacto real del cambio climático

Históricamente, los economistas han utilizado datos pasados que relacionan fenómenos meteorológicos con el crecimiento económico para estimar el costo del cambio climático. Sin embargo, este enfoque tradicional ha pasado por alto un factor clave: las interrupciones en las cadenas de suministro globales, que hoy en día ayudan a amortiguar las crisis económicas.

El Dr. Thomas Neal, uno de los autores del estudio, señala que esta omisión ha llevado a conclusiones erróneas sobre los verdaderos efectos económicos del cambio climático. “Los modelos anteriores no contemplaban estos daños colaterales, por lo que llegaron a la equivocada conclusión de que incluso un calentamiento severo no tendría grandes consecuencias económicas”, explica. “Esto ha influido de forma decisiva en las políticas climáticas globales”.

Las proyecciones económicas basadas exclusivamente en daños locales han sido la base de muchas decisiones políticas internacionales, pese a no reflejar con precisión el impacto sistémico del calentamiento global.

Ningún país está a salvo. Aunque se ha asumido que algunas naciones frías, como Rusia o Canadá, podrían beneficiarse del aumento de temperaturas, su integración en las cadenas de suministro globales las hace igualmente vulnerables a las disrupciones causadas por eventos meteorológicos extremos. No obstante, el investigador reconoce que aún hay aspectos por explorar. Su análisis no incluye los efectos de la adaptación climática, como la migración masiva de personas, que plantea desafíos políticos y logísticos que todavía no se han modelado completamente.

Un combate colectivo

Combatir el cambio climático requiere acciones a múltiples niveles: individual, comunitario, empresarial y gubernamental. Para ello, hay que hacer mucha pedagogía, esto es, informar, sensibilizar y movilizar de manera efectiva y cercana.

Una de las claves es evitar la superidad moral o con un lenguaje para expertos. Hay que hablar del cambio climático y su impacto desde lo cotidiano, conectando con la vida diaria de las personas. Es imprescindible hacerlo evitando utilizar el tono catastrófico o culpabilizador, nuestra misión debe ser inspirar al cambio y no generar miego, ansiedad o culpa.

Conectar con la sociedad en materia de crisis climática exige utilizar referencias cercanas, con ejemplos locales y concretos tanto del impacto como de las posibles acciones y contribuciones que podemos hacer, y la empatía es un atributo imprescindible. Hay que escuchar y dialogar y ponerse en el lugar de la gente para motivarlos con ejemplos de buenas prácticas que les puedan parecer cercanas y posibles.

Fuente: EuropaPress

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