2025 estará marcado por dos hitos muy importantes: por un lado, el incremento del estrés hídrico que sufrirán dos tercios de la población mundial, y, por otro, la escasez absoluta de agua a la que se enfrentarán 1800 millones de personas. Esto, unido a las amenazas del cambio climático o la existencia de infraestructuras inadecuadas que, en regiones como América Latina, supone que se pierda, de promedio, el 40% del agua potable producida, hace que dicha organización aconseje invertir en resiliencia hídrica. Y en este punto, la digitalización juega un papel fundamental.
