La incidencia pública —incluyendo el lobby— es una herramienta poderosa que les permite movilizar recursos, construir alianzas y sensibilizar a la ciudadanía, aspectos esenciales para poder expandir sus iniciativas y lograr un cambio más amplio y sostenible. A través de ella, se pueden promover modificaciones en leyes, regulaciones y políticas públicas que apoyen sus causas y beneficien a las comunidades a las que sirven.