Para construir una banca responsable es fundamental que las entidades impulsen planes con los que avanzar en su transición verde. Conocer el impacto de su actividad, a través de métricas como la huella de carbono, es el primer paso para reformular el negocio a partir de criterios basados en la sostenibilidad e ir comprobando, conforme se aplican las medidas, su eficacia a favor del medioambiente.